En otra muestra más de la apertura que intenta darle a la Iglesia Católica durante su Pontificado, el papa Francisco se refirió hoy a los homosexuales, a quienes pidió "integrarlos a la sociedad", aunque dijo que el problema "es el lobbry gay".
"En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, quién soy yo para juzgarla. El Catecismo de la Iglesia Católica explica y dice que no se deben marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad".
Francisco aseguró que el problema no es tener esa tendencia. "Debemos ser más hermanos, el problema es hacer el lobby, de esa tendencia, o de políticos, masones. Ese es el problema más grande", explicó.
El pontífice hizo estas manifestaciones en el avión que le llevó hoy de vuelta de Río de Janeiro a Roma, en el que habló con los periodistas que le acompañaban durante una hora y media, contestando a todas las preguntas que le hicieron en total libertad.
El rol de la mujer
En otro tramo de la charla, Francisco abogó por un mayor papel de la mujer en la Iglesia, pero rechazó la posibilidad de que puedan acceder al sacerdocio.
"Sobre la ordenación de las mujeres la Iglesia ha hablado y ha dicho no. Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada", dijo en el que regreso a Roma tras presidir en Río de Janeiro la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
Francisco manifestó que una iglesia sin mujeres es "como el Colegio Apostólico sin María".
"El papel de la mujer en la iglesia no es sólo la maternidad, ser madre de familia. Es más fuerte, es el icono de la Virgen, la que ayuda a crecer a la Iglesia", dijo.
El papa insistió en que no se puede entender a la Iglesia sin mujeres y, a modo de ejemplo, citó el caso de Paraguay, de cuyas mujeres dijo que son las "más gloriosas de América Latina".
Explicó que, tras la guerra en ese país, había ocho mujeres por cada hombre y ellas tomaron "la decisión difícil de tener hijos para salvar al país, a la patria, la cultura, la fe y la lengua".