La renuncia de Javier Cantero en Independiente fue un eslabón más de esta cadena que suma más de diez casos en los últimos años. Descenso del equipo, crisis deportiva y amenazas, causas determinantes.

El fútbol argentino es, desde hace décadas, una trituradora de técnicos. Y en los últimos años esta "multiprocesadora" ha adquirido una nueva función: devorarse presidentes de clubes. Tanto que desde el 2010 en adelante más de una decena de dirigentes que los socios ungieron presidentes de sus instituciones tuvieron que renunciar, acorralados por crisis futbolísticas, económicas e incluso amenazas. Tan maltrechos quedaron que la mayoría de ellos ni siquiera pueden volver a la cancha a ver los partidos del club de sus amores sin correr el riesgo de ser escrachados o agredidos. La reciente renuncia de Javier Cantero como presidente de Independiente es, entonces, un eslabón más de esta cadena.

Las causas que han empujado a tantos dirigentes, muchos de ellos con trayectoria, muy reconocidos y hasta con fuerte influencia dentro de la Asociación del Fútbol Argentino, han sido en líneas generales una combinación de debacle futbolística (en muchos de los casos incluyendo el descenso de categoría de los equipos) y una deuda que actuó como bola de nieve imparable. Pero también han habido casos de presidentes que tuvieron que irse de manera anticipada debido a amenazas violentas, como le ocurrió recientemente al titular de Los Andes.

A fines del año pasado hubo dos crisis resonantes en clubes de primera división. Por un lado Racing, donde el pésimo arranque del equipo en un torneo y la feroz interna determinó un pacto de doble renuncia: el presidente Gastón Cogorno y el vicepresidente Rodolfo Molina, quien precisamente había encumbrado a aquél como titular de la Academia.

El otro caso resonante fue el de Colón donde Germán Lerche, un hombre que fue durante muchos años mano derecha del mismísimo Julio Grondona, no pudo enderezar la debacle deportiva, económica e institucional, y se fue repudiado por los socios que pidieron que sea expulsado de la institución.

Descenso y después

Daniel Passarella, tras el descenso de River a mediados de 2011, estuvo a punto de ser eyectado del máximo sillón del Monumental, con movilizaciones violentas frente a la sede, pero consiguió sostenerse y concluir recientemente su mandato. No le fue igual un tiempo antes a Horacio Usandizaga, el ex intendente rosarino que tras el descenso de Central en 2010 hasta tuvo que alejarse de la ciudad. También debió renunciar Carlos Portell a la presidencia de Banfield después del descenso del Taladro en 2012, pocos meses después de haber sido reelecto aunque en elecciones denunciadas como fraudulentas ante la Justicia por la oposición.

Por la misma época, Carlos Abdo dejó el sillón presidencial de San Lorenzo a pesar de que el equipo salió airoso de la Promoción. Pero la fenomenal deuda de 150 millones de pesos y los continuos desaciertos en el manejo del fútbol lo condenaron a una salida prematura. El terreno se fue preparando con renuncias en cadena de varios integrantes de la comisión directiva, una situación parecida a la que ahora se dio en Independiente.


Varios ejemplos

Gastón Cogorno (Racing)


En setiembre de 2013, cuando le quedaban 16 meses de mandato y encerrado en una feroz interna, Gastón Cogorno renunció como presidente de Racing (también lo hizo el vicepresidente Rodolfo Molina). La crisis estalló a partir de un pésimo arranque de torneo que también se llevó puesto al técnico Luis Zubeldía y el manager Roberto Ayala.

Germán Lerche (Colón)

Con Colón sufriendo una grave crisis deportiva e institucional, jugadores que quedaron libres y descuento de puntos de la FIFA, sumado a sospechas de corrupción, Germán Lerche renunció como presidente en noviembre de 2013. Ya venía de un período de licencia. Los socios pidieron su expulsión del club.

Carlos Abdo (San Lorenzo)


Después de que el Ciclón zafara de la promoción, pero con un clima interno tenso (como le pasó a Cantero le empezaron a renunciar integrantes de la directiva) y un pasivo cercano a 150 millones de pesos, dejó el cargo en julio de 2012, a la mitad de su mandato.

Carlos Portell (Banfield)

Con el descenso del equipo a la B Nacional y la grave crisis institucional, renunció como presidente de Banfield tras estar 14 años ininterrumpidos al frente del club. Habían pasado pocos meses de su nueva reelección, aunque en comicios con denuncia judicial por supuesto fraude. Fue el presidente del único título que logró el Taladro en Primera, pero hoy todavía es repudiado por los socios e hinchas.

 Horacio Usandizaga (Central)

Otro caso parecido al de Portell en Banfield. Con el descenso de Central a la B Nacional, fue imposible su continuidad como presidente. Renunció en mayo de 2010 cuando todavía le quedaba un buen tiempo de mandato y dicen que hasta se alejó de la ciudad frente al repudio popular.

Héctor Delmar (Gimnasia)

El octogenario presidente de Gimnasia renunció a mediados de 2012, con el equipo en la B Nacional, denunciando un "golpe de estado" de parte de otros ("no todos", aclaró) dirigentes del club. Había sido elegido presidente en diciembre de 2010 y todavía le quedaba un año y medio de mandato.

Carlos Babington (Huracán)

Acorralado por la crisis económica y futbolísticas, con el equipo en la B Nacional, Carlos Babington resistió las presiones y reclamos de socios para que renuncie como presidente de Huracán, pero tuvo que adelantar las elecciones cuando todavía quedaba un año de mandato.

Oscar Ferreyra (Los Andes)

Después de sufrir reiteradas amenazas, con disparos de arma de fuego sobre su domicilio incluidos, producto de la feroz interna de la barra brava, renunció como presidente de Los Andes cuando todavía le quedaba un tiempo de mandato por delante.

Vicente Celio (Chacarita)

En diciembre de 2011, con el equipo en descenso directo para bajar a la B Metropolitana, Vicente Celio presentó la renuncia como presidente de Chacarita cuando le quedaba un año y medio de mandato.

Héctor López (Chacarita)

Las aguas continuaron turbulentas en la entidad de San Martín, aunque por otros motivos. En febrero del año pasado hubo otro presidente que dio las hurras y renunció: Héctor López. ¿El motivo? Lo hizo luego de recibir amenazas por parte de barrabravas de la institución.

Mauro Morrone (Temperley)

En junio de 2012, envuelto en múltiples críticas y con denuncias de malversación de fondos, Mauro Morrone renunció como presidente de Temperley. Días antes, una cámara oculta mostró que su padre, Antonio, intentaba "coimear"a barras de la entidad en nombre de la Comisión Directiva para que golpee a los socios y candidatos opositores.









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