Pasado el Mundial, los precandidatos afinan sus campañas para las PASO. Mientras tanto, toda la atención está puesta en lo que suceda en Nueva York con los fondos buitre. En la oposición moderaron los discursos sobre el tema

Un día antes de que la Argentina vuelva a entrar en default, el país atravesará otro límite: faltarán 499 días para el recambio presidencial.

Quien lleva la cuenta y no deja oportunidad de hacerlo notar es Sergio Massa, el líder del Frente Renovador que encabeza todas las encuestas para las presidenciables, aunque todavía sin lograr el despegue que le brinde las certezas que tenía inmediatamente después de haber sido el gran ganador de 2013.

El ex intendente de Tigre hace todos los esfuerzos posibles por mostrarse activo, cuestión de no perder el tren electoral como consecuencia de la menor visibilidad que le otorga su cargo de diputado en un Congreso que funciona poco. Por eso esta semana volverá a reflotar el reclamo por Ganancias a través de la convocatoria a los sindicatos al Congreso y a la Comisión de Análisis y Seguimiento de las Normas Tributarias, para debatir el tema este martes. El líder del FR insiste con enarbolar los temas cotidianos para mantenerse presente en los titulares de los medios, y le apunta así a una cuestión que el gobierno se resiste a modificar, pero que sobre todo le causa cortocircuitos con sus aliados gremiales, y lo malquista con la sociedad en general.

Más allá de que insista con que se trata de un tema que "sólo" alcanza a un millón de personas. Una mínima parte, comparada con el resto de la masa trabajadora, tal el razonamiento expresado por los voceros oficiales.

Y hablando del "tren electoral", esa es la figura que mejor le sienta a Florencio Randazzo, quien esta semana inauguró junto a la Presidenta de la Nación siete flamantes unidades de última generación para la línea Sarmiento. La misma en la que se registró la tragedia de Once que dio lugar al nombramiento del ministro del Interior al frente del área de Transportes. Una tarea que conllevaba serios riesgos, tales como la posibilidad de que un accidente dinamite su futuro político.

De hecho, se dijo que el choque de Castelar -que terminó revelando otras razones- fue el motivo para que Martín Insaurralde terminara encabezando la lista de candidatos del FpV y no Randazzo en 2013. En realidad, esa posibilidad nunca pasó por la mente del ministro, que tiempo después aseguró que si lograba cambiar el sistema ferroviario se animaría a competir por la presidencia de la Nación.

Se ve que el hombre considera que ese objetivo está en tren de cumplirse, de ahí que se ilusione con quedarse con la candidatura presidencial por el FpV. Randazzo sueña con dar el gran batacazo desbancando a Daniel Scioli en las PASO, como confirmó la última semana en un reportaje, cosa que ya venían deslizando desde su entorno en diálogos privados. El hombre de Chivilcoy no exagera cuando dice estar seguro de que le puede ganar al gobernador bonaerense: sabe que viene subiendo en las encuestas, que los trenes nuevos son una carta de presentación excepcional para un público masivo y, sobre todo, siente que cuenta con la anuencia presidencial. De hecho, acompaña periódicamente a Cristina Kirchner en las inauguraciones de trenes y estaciones, lo cual piensa que le da un considerable handicap.

Una encuesta conocida esta semana lo daba a 11 puntos de Scioli, pero cerca de Randazzo afirman tener sondeos que lo ubican a apenas dos por debajo. De ser así, descuentan que le alcanzaría para revertir los números en el tiempo que resta hasta las PASO. Claro que en caso de que así sucediera, después tendría que lidiar en octubre con la oposición. Pero desde su entorno señalan optimistas que, a diferencia del gobernador bonaerense, él podría retener los votos de su rival interno, no así al revés.

Mauricio Macri es otro de los candidatos en franco ascenso. La encuesta de Aragón a la que hacíamos referencia unas líneas más arriba lo muestra segundo, sobre Scioli. En el PRO se entusiasman con esos datos, pero admiten que otras encuestas no lo tienen tan bien, aunque todos coinciden en que es el alcalde porteño quien, de los candidatos, el que más sostenidamente vienen subiendo. Para eso necesita reforzar sus expectativas en la provincia de Buenos Aires, donde no cuenta con candidatos que le den una mano. Será por eso que se ha convencido de que en el principal distrito del país "el candidato es él", y hace campaña solo, confiando en que llegado el momento su nombre será el que arrastre al postulante a gobernador.

Sus expectativas tienen una contra: en principio no contará con una interna competitiva en agosto como la que sí habrá en el Frente para la Victoria, tal vez el Frente Renovador -donde Massa podría competir con José Manuel de la Sota y/o Adolfo Rodríguez Saá- y UNEN, donde hay nada menos que cinco precandidatos que pueden generar una interna que potenciaría mucho al ganador. En el entorno del jefe de Gobierno minimizan esa cuestión. "La gente en general no cambia el voto de agosto a octubre", afirmó a DIARIO POPULAR un hombre del equipo de campaña del jefe de Gobierno. Pero sonó más a expresión de deseos que a realidad concreta.

Así es que tal cual se presumía para después del Mundial, la campaña para 2015 ya está lanzada, pero no es lo que domina la escena política, copada por la economía y el pleito con los fondos buitre. La pregunta del millón sigue siendo cuál será el final de la historia en esta pulseada, pero las expectativas ya están devaluadas, pues ya todos descuentan que no habrá arreglo y Argentina entrará en default el miércoles. Casi que lo confirmó la Presidenta cuando sugirió que tendrán que encontrarle otro nombre a la situación, pues el gobierno insistirá en que no es cesación de pagos, ya que ha desembolsado la cuota correspondiente en tiempo y forma. También depositará el importe de cada vencimiento que suceda en lo que resta del año, para recién en enero -ya sin la cláusula RUFO vigente- sentarse a negociar con quienes evitó hasta ahora.

En los últimos días la postura oficial ganó adherentes de importantes figuras de la economía, que admiten que mientras haya una mínima posibilidad de que los bonistas que entraron al canje puedan apelar a la cláusula RUFO, no se puede tomar el riesgo. Los propios dirigentes de la oposición han moderado sus apreciaciones. Asesorado por su equipo económico, Sergio Massa le ha dado la razón al gobierno, aunque aclara que negoció mal y fueron muy malas sus formas. Macri y Cobos en cambio sugirieron que había que arreglar.

La oposición en general se ha hecho a la idea de que si bien será malo volver a caer en default, el carácter acotado del mismo -se supone que será por sólo 5 meses- y sus circunstancias hacen que mientras el mismo dure no sobrevendrá una catástrofe, de ahí que quieran evitar que el gobierno lo asuma como otra victoria épica.

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