La licenciada Groisman se refirió también a los juguetes para nenes y nenas y explica que no tiene nada de malo “intercambiar los roles”. Dice además que hay que analizar la situación particular y no manejarse por generalizaciones. También analiza las formas de jugar de los chicos tiempo atrás y en la actualidad.

A la hora de elegir un juguete el sexo tiene una gran preponderancia y la licenciada Groisman aclaró:

"No tiene nada de malo que las nenas o los varones quieran jugar con herramientas o muñecas para probar uno y otro rol; en realidad eligen los juguetes en base a sus identificaciones de género y también, de acuerdo a la carga afectiva que depositan en el adulto que los está criando".

l ¿Es bueno que intercambien juguetes sexistas?

-Siempre hay que analizar la situación particular y no manejarse por generalizaciones porque existe el riesgo de discriminar un comportamiento y estigmatizarlo; un varón que quiera jugar con muñecas como manera de escenificar alguna situación difícil de resolver para él. Quizás encuentra en esos juguetes que pueden ser de una hermana el modo de dramatizar algo.

l Qué hay de cierto en el comentario popular: "Los chicos de ahora no juegan como los de antes. Los de antes jugaban más". ¿Es verdad que los chicos de ahora no juegan?

-Hay que ver lo que consideramos juego y lo no-juego, o sea, si está dentro del campo lúdico, creativo o se encuentra por fuera, como sólo descarga impulsiva. Quizás, nos ayude a entender el quehacer de un niño la pregunta: ¿a dónde va a parar lo que está haciendo? ¿Qué valores culturales e identitarios están detrás de su comportamiento en el hogar, en la escuela o en el club? Si es para dar rienda suelta a sus impulsos de ganar a toda costa sobre el otro, de conseguir lo que se propone sin contemplar los medios que utiliza para ese fin, estamos en la "cultura de la inmediatez", todo es ya mismo, el niño cree que la realidad se cambia con sólo apretar un botón, como el mouse de la computadora o las teclas del celular y si no lo consigue caería en la categoría de "lento" y "perdedor". En cambio, si el jugar a lo que sea, sirve para el intercambio con los otros, para el aprendizaje de reglas a respetar, el trabajo en equipo, el poder reflexionar acerca de los errores y buscar los modos de resolver los obstáculos llegando a acuerdos con los demás, entonces estamos inculcando algo muy importante y el niño lo está incorporando: que el pensar lleva un tiempo pues se necesita un tiempo de reflexión sobre las consecuencias de nuestras acciones sobre los demás y para con nosotros mismos. El adulto tiene una enorme responsabilidad cuando esto falla y esto muchas veces se debe a que quiere satisfacer en todo al niño, no quiere pasar por "malo" quiere ser el "bueno" y confunde poner límites con autoritarismo.

l ¿Qué pasa con un niño que no juega?

-Es un signo de salud mental que un niño juegue; cuando no lo hace o lo realiza de una forma reiterativa o pobre o lo interrumpe enseguida, pensamos que alguna dificultad se está presentando en su desarrollo. Si se presenta esta situación tenemos que preocuparnos y consultar pues esa vía de simbolización está bloqueada.

 

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