El sindicalismo opositor cumplió este jueves su tercer paro nacional contra el Gobierno de Cristina Kirchner, con un acatamiento dispar que se fortaleció nuevamente en piquetes y generó una polémica con la Casa Rosada.
No obstante, las organizaciones encargadas de la convocatoria advirtieron que "el plan de lucha se profundizará" si no hay respuestas a sus reclamos por el piso del Impuesto a las Ganancias, la caída del empleo, la inflación y la inseguridad.
La medida alcanzó también a bares y restaurantes, no abrieron los bancos y el paro de los camioneros afectó a varias ramas, como estaciones de servicio, recolección de residuos y repartos de todo tipo, aunque muchos negocios levantaron sus persianas y hubo taxis y combis.
En el puente Pueyrredón hubo incidentes entre los manifestantes y la Prefectura, que arrojaron gases lacrimógenos, y también se registró una protesta en el Obelisco, en la esquina de Corrientes y Callao -donde también hubo forcejeos- y en la subida a la autopista La Plata-Buenos Aires, aunque los piquetes fueron más acotados que los desarrollados en abril último, cuando la Ciudad quedó totalmente aislada.
Al hacer un análisis final del paro, Moyano y Barrionuevo evitaron dar cifras específicas sobre el acatamiento, aunque en un principio habían hablado de un "85 por ciento': al respecto, el líder camionero subrayó que la medida "fue contundente" y señaló que, así como muchos no pudieron trasladarse por los piquetes, "hubo muchos hombres que no querían trabajar y los obligaron a ir".
Además, el líder de Camioneros resaltó que el Gobierno puso "el aparato estatal" para intentar amortiguar el impacto de la medida, mientras que el gastronómico advirtió que se intensificarán las protestas si la Casa Rosada no brinda respuestas.La Presidenta se mantuvo la mayor parte de la jornada en la Quinta de Olivos y entrada la tarde arribó a la Casa Rosada, mientras que gran parte del Gabinete salió al cruce de los sindicalistas y minimizó los alcances del paro.
El jefe de ministros, Jorge Capitanich, subrayó por la mañana que "el 75 por ciento de los trabajadores" había decidido "no adherir al paro" y sostuvo que la medida de fuerza era "del arco opositor y de naturaleza política". En el mismo sentido se expresó Carlos Tomada, quien ofreció cifras de un relevamiento realizado por su Ministerio y señaló que el conurbano bonaerense era el territorio donde más se sintió la medida, con un "55 y 60 por ciento" de concurrencia al trabajo, pero remarcó que en el resto del país el acatamiento del paro había sido mucho más bajo.