Una semana al año, los bodegones de Buenos Aires abren sus puertas para ir a almorzar o cenar a precios más económicos. Conozca diez restaurantes típicos para disfrutar.
Buenos Aires ofrece lugares extraordinarios para comer rico, bueno y abundante. Entre el 8 y 14 de septiembre, más de cincuenta bodegones clásicos de la ciudad abren sus puertas y ofrecen menúes a precios accesibles para conocer, disfrutar y vivir la experiencia de saborear un plato único. Lugares donde los mozos no precisan anotar para recordar los pedidos y donde las porciones son para compartir. Y que están incluidos en la "Semana de los bodegones": en cualquiera de los diez bodegones se puede almorzar por $85 y cenar por $135.

• La Viña del Abasto. Esquina cerca del Abasto. Dibujos de Carlos Gardel en las paredes. Mozos memoriosos, de los que no anotan los pedidos; ni se equivocan. Pocos platos: tres tipos de pasta —entre los que se destacan los fuccile al fierrito al príncipe de nápoli—, chivito al verdeo y pollos al ajillo. Porciones grandes, precios económicos. San Luis 3007.

• Club Eros: Eros es eso: un club. Tiene un buffet, un salón angosto, largo, atestado de mesas. Ruidoso, se destaca por sus inigualables bifes de chorizo a caballo. Papas fritas de verdad: caseras, anchas, crocantes por fuera y blanditas por adentro. Las milanesas necesitan un segundo plato para apoyarlas. Y si pedís alguna de sus pastas caseras, que sea con estofado, por favor. Uriarte 1609.

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• Oviedo: El mozo es la gran característica de la esquina con las mejores tortillas de papa a la española de todo Palermo. Tipo grande, te hace sentir que estás en tu casa: recomienda platos y no miente con las cantidades. La bondiolita al verdeo, cortada en trozos con una excepcional salsa de marsala y papas bañadas en la misma salsa, se lleva la mención especial. Guatemala 5501.

• Social La Lechuza. Pedro, el histórico dueño que se sentaba solo en el tronco que hay en la puerta del local —casa vieja remodelada en el corazón de Palermo— ya no está. Quedaron su mujer y su lindísima hija —sentarse y mirarla pasar con los platos ya es un espectáculo por sí mismo—. Mientras disfrutás el mejor pollo al verdeo de la ciudad, con unas increíbles papas cuadraditas bañadas en la misma crema que moja al pollo, pueden entrar artistas a cantar y pasar la gorra. Tiene una muy buena parrilla y riquísimas pastas caseras. La decoración le hace honor al nombre: las paredes están llenas de dibujos de lechuzas. Lo malo: suelen demorar con la preparación de los platos. Y es porque los hacen en el momento, señor. Uriarte 1980.

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• A los Amigos. Cada vez son menos los que llegan a Loyola y Malabia y preguntan por la "Cantina a los amigos". Para todos es "Lo de Hugo". Si vas y no hay ninguna personalidad relacionada con el fútbol, sos afortunado: árbitros, jugadores, directores técnicos y periodistas suelen sentarse en las mesas redondas del bodegón repleto de camisetas. Manteles de papel, servilletas de tela, porciones interesantes, buenas pastas y un gran —grandísimo— matambre al verdeo. Loyola 701.

• La Mamma Rosa. Una esquina que invita a comer pastas, pastas y más pastas. Caseras, amasadas por las mismas manos de siempre, los platos estrella son los fuccile al fierrito scarparo, o las brótolas a la crema de espinaca. Sillas de madera viejas, fotos antiguas y decenas de cuadritos decoran una esquina de Villa Crespo que se llena de paladares exigentes y bolsillos no muy pretenciosos. Jufré 201.

• La Tacita. Bodegón bodegón. Verdaderas pastas "fatto in casa", porciones sumamente abundantes y una bárbara relación calidad-precio. Los sorrentinos de jamón y queso con salsa caprese son para comerlos entre aplausos y lágrimas de emoción. Otro clásico es la "Suprema a la tacita", rellena con morrón, jamón y queso. Las rabas también son espectaculares. Y el flan casero, una vara para medir a cualquier restaurant porteño, es muy bueno. Avenida Boedo 1959.

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• Lezama. A metros del Parque Lezama, hay un restaurante donde alguna vez se sentó Zinedine Zidane. Otras lenguas afirman que ahí, en esas mesas, Ernesto Sábato escribió algunas de las páginas de "Sobre héroes y tumbas". Lo realmente importante es su deliciosa parrilla. Bifes jugosos con papas fritas o ensaladas. Su carta, sin embargo, no excluye: pastas, pollos y pescados también están incluidos. Avenida Brasil 305.

• El imparcial. Restaurante céntrico con un clásico insuperable: el puchero. La comida española es la predominante en el menú: paellas, langostinos fritos, caracoles. Mucho fruto de mar condimentado. "El imparcial" lleva más de 150 años en Buenos Aires. Y eso, en su calidad, se nota. Hipólito Yrigoyen 1201.

• Il Vero Arturito: Enfrente a la "Viña del Abasto", se reparten los clientes entre ambos lugares. Los ñoquis arturito son fabulosos. O los canelones rossini, un manjar de los dioses. Sus salsas, suaves, bien condimentadas. Otros más aventurado disfrutan de una milanesa y rabas. De postre, un panqueque de manzana al rhum. En Il Vero Arturito se da una tríada importante para valorar cualquier bodegón: relación cantidad-calidad-precio. San Luis 2999.

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