La endometriosis es una enfermedad crónica caracterizada por la presencia anormal de tejido endometrial fuera del útero. Es sumamente dolorosa, molesta y hace que la mujer que la padece sufra además depresión, puesto que altera su vida sexual, entre otros problemas. La causa es desconocida; varias teorías se estudiaron, pero ninguna explica todos los casos.

Los fragmentos de endometrio, fuera de lugar, constituyen las lesiones (en forma de implante, nódulo o quiste) que se encuentran en la pelvis, afectando a los ovarios, trompas de falopio, los ligamentos que sostienen al útero, el área entre la vagina y el recto, la parte exterior del útero y el revestimiento de la cavidad pélvica.

En algunos casos, también puede ubicarse en cicatrices quirúrgicas, intestinos o el recto, la vejiga, la vagina, la vulva, el cuello del útero, etc. Con menos frecuencia puede ubicarse fuera del abdomen como en el pulmón o nariz, indica el doctor Edgardo Rolla (M.N. 41.053), médico ginecólogo y especialista en Medicina Reproductiva, actual Presidente de la Sociedad Argentina de Endometriosis y miembro fundador de la World Endometriosis Society (WES).

En todos los casos, se produce inflamación, dolor y posteriormente cicatrices que adhieren los órganos entre sí, alterando la anatomía normal de la pelvis y su función reproductiva.

La causa de la endometriosis es desconocida. Varias teorías han sido estudiadas, pero ninguna explica todos los casos. Es probable que ciertos genes produzcan predisposición a sufrirla; y aquellas mujeres cuya madre o hermanas padecen la enfermedad tienen mayores riesgos.

La endometriosis tiene dos síntomas claves: dolor menstrual, crónico e intenso en la pelvis e infertilidad.

El dolor puede aparecer antes, durante o después del período menstrual, durante la ovulación y en las relaciones sexuales. Por lo general se presenta en la adolescencia y se caracteriza por aumentar progresivamente de intensidad a lo largo de los años más jóvenes de la mujer. Es importante aclarar que el dolor menstrual severo no es normal y exige una consulta al especialista.

Además del dolor pélvico e infertilidad, otros síntomas incluyen fatiga, defecaciones dolorosas durante los periodos menstruales, dolor en la parte baja abdominal, espalda, diarrea y/o estreñimiento, y otros trastornos intestinales durante la menstruación. Algunas mujeres con endometriosis no tienen síntomas y se las detecta en controles ginecológicos de rutina.

Estos síntomas repercuten en las actividades cotidianas de la mujer, en sus relaciones laborales y familiares, generando un impacto profundo y negativo sobre la calidad de vida.

Si bien la endometriosis es más frecuente de lo que muchos creen, el desconocimiento por parte de la población, cierta tendencia a minimizar la sintomatología en la comunidad médica y los síntomas inespecíficos y similares a los de otras enfermedades, hacen que su diagnóstico se retrase varios años.

El interrogatorio, el relato de la paciente y el dolor menstrual intenso hacen sospechar la presencia de esta patología tan frecuente en las mujeres. Por el momento no hay estudios en sangre que puedan certificar o descartar con certeza la presencia de la enfermedad. Las ecografías, tomografías o resonancias nucleares magnéticas pueden detectar endometriosis si se han formado quistes de ovario.

La cirugía laparoscópica (observar dentro del abdomen con un sistema de ópticas que se introducen por una incisión de 10mm en el ombligo) es el único método de diagnóstico efectivo al día de hoy, ya que permite la toma de biopsias para certificar su presencia.

No se conoce aún la cura definitiva para la endometriosis. El objetivo del tratamiento actual es aliviar el dolor y los síntomas y reducir las lesiones, mejorando la calidad de vida.

La cirugía laparoscópica, realizada únicamente por cirujanos laparoscopistas certificados, es el mejor tratamiento disponible en la actualidad. El procedimiento consiste en extirpar todos los focos visibles de la enfermedad, adherencias y quistes; reduciendo al mínimo el tejido anormal, resecándolo y destruyéndolo.

Cuando el embarazo no es el objetivo inmediato, además de la utilización de analgésicos para reducir el dolor, se deberá realizar un tratamiento hormonal complementario. Si la paciente tiene deseos inmediatos de fertilidad, no deberá hacer ningún tratamiento hormonal complementario.


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