Durante una reunión con representantes de la Asociación Internacional de Derecho Penal, Francisco abogó, además por "mejorar las condiciones carcelarias".
El Papa Francisco llamó a abolir la "pena de muerte, legal o ilegal y en todas sus formas" -una práctica que aún existe en 58 países- y a luchar para "mejorar las condiciones carcelarias en el respeto de la dignidad humana".
Fue durante una reunión con representantes de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP), donde Francisco consideró que "la condena perpetua es una pena de muerte escondida", y condenó además las "llamadas ejecuciones extrajudiciales o extralegales", según consigna la agencia Ansa.
El Papa incluyó entre las formas de tortura "la que se aplica mediante la reclusión en cárceles de máxima seguridad", sin estímulos sensoriales ni contacto con otras personas.
En sus palabras ante la delegación de la AIDP, Francisco también dijo que la prisión preventiva, "cuando en forma abusiva busca un anticipo de la pena previo a la condena, o como medida que se aplica frente a la sospecha más o menos fundada de un delito cometido, constituye otra forma contemporánea de pena ilícita y oculta, más allá de cada pátina de legalidad". Además, señaló que "los Estados deben abstenerse de castigar penalmente a los niños" ya que ellos "deben ser destinatarios de todos los privilegios que el Estado es capaz de ofrecer".
Francisco pidió asimismo "tratamientos particulares para los ancianos, como se hace con las mujeres embarazadas, padres con hijos discapacitados y personas discapacitadas".