No se angustio los cuatro años que vivió sin compañía, pero si no estaba acompañada entraba "en un estadio que no disfrutaba". Recuerda que la criaron en una cajita de cristal para que no sufriera y que hoy su gran temor es la inseguridad.
A Floppy Tesouro no le gusta la soledad ni le hace mucha gracia dormir sin una luz encendida.

Enfrenta los miedos que se le presentan con el instrumento de la razón y no permite que la detengan o anulen sus objetivos. Habla una mujer que entiende que la vida está diseñada para ser compartida.

l Cuando siente temores, ¿intenta sacárselos de encima o aprende a convivir con ellos?

-Trato de combatirlos, porque creo que no hay que tenerle miedo al miedo.

l ¿Los enfrenta con medicación?

-No. Con el pensamiento.

l ¿Hace terapia?

-Hice, pero muy poco tiempo.

l ¿Por qué razón hizo terapia?

-Porque tuve un accidente automovilístico. Al principio, me daba como cosa volver a subirme al auto, porque rememoraba esa situación. Con el tiempo, dejé de tener ese temor y, también, advertí que sin terapia pude sacar todo adelante.

l De chica, ¿era miedosa?

-Para nada. Mi familia siempre me tuvo como en una cajita de cristal. Vivía como en el mundo de Disney. Si había algún conflicto, mis padres hacían todo lo posible para que yo no me enterase.

l ¿Sintió miedo a la oscuridad y al abandono?

-De chica, tenía que dormir con la luz encendida de un veladorcito. Con el tiempo, fui trabajando con mis padres la idea de que si apagaba la luz no pasaba nada.

l Actualmente, ¿qué le genera temor?

-La inseguridad de la calle. También me provoca temor que los proyectos que tengo en mente no se me den.

l ¿Cómo se lleva con la soledad?

-Mal. No me gusta estar sola.

l ¿Le da miedo?

-No sé si miedo es la palabra, pero a la soledad le tengo un respeto terrible. Cuando estoy sola no la paso bien. Viví cuatro años sola y pasaba muy poco tiempo en casa.

l ¿Se angustiaba?

-No.

l ¿Qué le pasaba?

-Entraba como en un estadío que no disfrutaba. En general, me iba a lo de mi novio a tomar mate, a lo de mis amigos o cenaba en familia.

l ¿Usted cree que la vida está diseñada para ser vivida en compañía?

-Absolutamente. Para qué me voy a quedar sola si puedo vincularme con la gente.

l Algunos de sus colegas dicen que se suben a un escenario, hacen tele o cine porque necesitan que la gente los quieran. Usted, en algún punto, ¿hace lo que hace por temor a la soledad?

-No. Admito que me encanta ser querida, que el buen comentario del público me llena el alma y que me fascina tener un club de fans, pero no es que hago lo que hago para ser aceptada y querida, porque siempre tuve a una familia hermosa y estuve llena de amigas.

l ¿Qué le pasa cuando alguien no la quiere?

-Lo acepto, porque sé que no le voy a gustar a todo el mundo y que no todo el mundo me va a querer. A veces, me lastima, no me pasa inadvertido, pero lo acepto. Pienso que es una lástima que no me quiera, pero no me voy a morir por eso. Obviamente, me gusta más ser querida que no serlo. En general, esto le suele pasar a chicas que no tuvieron una contención y el ser famosas les trajo más compañía.

l Cuando alguien le manifiesta que tiene miedo, ¿cómo actúa?

-Trato de ayudarla. Primero le doy mi opinión, intento sacarlo del problema. Estoy. En ocasiones, estar presente es muy importante. A veces, el simple hecho de estar, ayuda muchísimo.

l Por ser una persona pública y tener una vida tan expuesta, ¿sintió temor a que las cosas se le vayan de las manos?

-Nunca sentí temor por mi exposición porque soy una persona limpia, pero le tengo respeto porque al exponerse uno también puede exponer al resto.

l ¿Más que por usted, por los terceros?

-Por mí, no, pero los que me conocen saben cómo soy y que lo que expongo es lo que realmente es. De todos modos, mi límite es que no todo el mundo pueda entrar en mi vida y opinar todo el tiempo.

l ¿Sufrió pánico escénico?

-Jamás. Al contrario, cada vez que subo a un escenario para hacer lo que me gusta, me brota la emoción y siento un estado de felicidad

 

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