Señor director:

Cuando aquellos que hemos construido, en su ínfima parte, el país ya no podemos más, se nos dan la alternativa de vivir de nuestras reservas. Así nos vamos consumiendo, lentamente, mientras como contraparte, la mente se agiliza. Cada día está más activa y recordando los momentos vividos. Dado que las leyes de la Naturaleza son inviolables, quienes las pusieron en "blanco y negro" nos dijeron que los hechos se repiten inexorablemente. Por eso, lo que vimos hace años, lo volvemos a tener "aggiornado". Pero hoy al no poder ni con nuestra humanidad, se nos "archiva" en un Asilo. ¿Cuál sería la diferencia entre ese lugar y una cárcel? Ninguna. Los parientes lejanos y cercanos nos olvidan ya que la tarjeta los persigue. Los trabajos hay que cumplirlos, miles de preocupaciones tienen y los "encerrados" estamos en un precementerio. ¿Por qué el Estado que gasta millones en pasear por el mundo, no utiliza una mínima parte, para que veamos, tal vez por última, la ciudad que hemos ayudado a construir?