Antes de partir a su nueva gira por Asia, el sumo pontífice condenó las formas desviadas de ver la religión e instó a los diplomáticos presentes a realizar el máximo esfuerzo por detener la violencia en el mundo.

El Papa Francisco condenó este lunes, antes de partir a una nueva gira por Asia, las "formas tergiversadas de religión" que llevaron de alguna manera a la concreción de los trágicos atentados que sacudieron París la última semana, que ocasionaron 17 muertos, al tiempo que denunció "una guerra mundial combatida por partes".

 El sumo pontífice dibujó un cuadro en extremo pesimista del mundo al mencionar guerras, emigración, soledad, pobreza y "modernas esclavitudes" durante el tradicional discurso anual que brindó ante el cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede, pocas horas antes de emprender su segundo viaje a Asia para visitar Sri Lanka y Filipinas.

 El Papa denostó ante todo la "cultura del rechazo al otro", que "destruye los vínculos más íntimos y auténticos", "disgrega la sociedad" y genera "violencia y muerte".

Francisco explicó que esa "cultura del rechazo al otro" convierte al ser humano "en esclavo, ya sea de las modas, del poder, del dinero, incluso a veces de formas tergiversadas de religión", recalcó.

 "Hace falta una respuesta unánime que detenga la expansión de la violencia terrorista", dijo.

 Al constatar "la proliferación de los conflictos" en el mundo, el jefe de la iglesia católica volvió a denunciar "una auténtica guerra mundial combatida por partes"; un concepto que ha desarrollado en varias ocasiones ya que considera que hoy en día los conflictos se "extienden con modalidades e intensidad diversas, a diferentes zonas del planeta", afirmó.

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 El papa argentino mencionó la situación en Ucrania, en Medio Oriente, habló de la violencia cruel en Nigeria y en otros países de Africa y citó otro crimen que generan las guerras: la violación de mujeres.

 Igualmente mencionó la emigración e instó a las autoridades europeas a hacer algo porque "no se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio".

 Pese a la "mirada dominada por el pesimismo y deficiencias de nuestro tiempo", como reconoció, Francisco quiso "dar gracias a Dios" por "algunos de frutos de paz que nos ha dado la alegría de saborear". Francisco mencionó como ejemplo del diálogo "que edifica y construye puentes" la reciente decisión de Estados Unidos y Cuba de "poner fin a un silencio recíproco que ha durado medio siglo".

 También se congratuló por "los esfuerzos realizados para lograr una paz estable en Colombia" y se felicitó por la decisión de Estados Unidos de cerrar la controvertida cárcel de Guantánamo, en Cuba.

 El papa manifestó también su satisfacción por las "iniciativas encaminadas a restablecer la concordia en la vida política y social de Venezuela" y concluyó su discurso con un llamado a la paz, contra la guerra tras recordar el 6 de agosto de 1945, cuando la "humanidad asistió a una de las catástrofes más tremendas de su historia", fecha del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima.


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