Betina, del barrio de la Boca, sufría pesadillas con una presencia masculinta y al despertarse aseguraba que lo que había soñado había ocurrido en su habitación.

Tras mucho drama, Betina logró salir de la pesadilla que debió padecer en un departamento que alquilaba en el barrio de La Boca. Sufría pesadillas horribles, se despertaba y constataba que en la habitación habían ocurrido las situaciones que ella previamente había soñado. En un momento comenzó a sentir una "presencia masculina" en el cuarto y que la deseaba sexualmente, para luego incluso "poseerla" en los sueños, que ella sentía como absolutamente real. La secuencia terminó luego de "curar" el lugar y, una noche, enfrentarse a los gritos con el fantasma abusador.

"Antes de llegar a una especie de acuerdo con la entidad, que incluso tenía nombre, pasaron un montón de cosas, porque hasta me siguió a otras casas, de familiares o amigos, a las que fui para tratar de escapar un poco cuando tenía mucho miedo", relató la joven, que trabaja como estilista. Al contar detalles de su terrible experiencia, indicó que "todo empezó apenas me instalé en el departamento. Todas las noches soñaba lo mismo, me veía en la habitación, con mis muebles y cosas, y llegaba esta entidad masculina con claras intenciones de mantener conmigo relaciones sexuales. Yo me oponía, sin embargo, poco podía hacer. Cuando lograba despertarme, sentía el cuerpo cansado, transpirado, y encontraba la habitación tal como la había soñado. Si una frazada se había caído al suelo durante la pesadilla, así estaba. Eso me asustaba mucho. No sabía qué estaba pasando, creí volverme loca". El sueño era recurrente. La chica comenzó a rezar antes de acostarse, arrojó agua bendita y puso cruces, ya sospechando que se trataba de una presencia oscura. "Un día ya no daba más. Le conté todo a una amiga íntima. Por suerte me creyó. Le pedí que viniera a quedarse a dormir conmigo. Yo quería ver qué pasaba. Bueno, esta chica no pudo dormir en toda la noche. Sintió todo el tiempo que le agarraban los pies, que intentaban destaparla. Incluso llegó a quebrarse del miedo, estallando en llanto", señaló Betina. Sin encontrar una explicación racional, a Betina le sugirieron consultar a una curandera con excelentes referencias en la sanación de hogares. "Fui, hablé con ella, le expliqué todo, me escuchó y combinamos que viniera a mi departamento para verificar todo. La mujer vino a los pocos días, inspeccionó todo y de inmediato estuvo de acuerdo en que había una entidad. Ella me dijo que se trataba de un espíritu, de alguien que había muerto en la zona, hacía mucho tiempo, de unos 60 años. Tenía nombre, pero no lo puedo decir. Me lo describió con detalles, como alguien alto, morrudo, con cabello negro y tez blanca", explicó Betina. "Eso no fue todo. Me dijo que este fantasma o entidad, no sólo tenía intenciones sexuales conmigo. Describió un instinto asesino, así que me recomendó eliminar toda presencia de cuchillos, tijeras, platos u objetos contundentes en la habitación. Así lo hice. Se hizo una curación del lugar, pero las pesadillas continuaron. Una noche, ya harta, había perdido el miedo, y decidí enfrentarlo. Le hablé con tono alto, enojada, pidiéndole que no me moleste más, que teníamos que convivir en armonía, y que yo no pensaba irme del lugar, si era esa su intención. A partir de entonces, logré terminar con esa pesadilla. De igual modo, cuando pude me fui de allí. Afortunadamente, es una situación superada en mi vida, pero inolvidable", cerró Betina. 

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