El campeón en seis divisiones distintas reveló que ante Bernard Hopkins podría haberse parado luego de caer en la lona, pero no lo hizo: “Quería que se terminara esa vida de celebridad”. Además, contó que su fascinación por ayudar a la gente hizo que se olvidara de sí mismo

Óscar de la Hoya confesó que en el combate de 2004 ante su compatriota estadounidense Bernard Hopkins cayó a la lona, pero no quiso levantarse: "Tenía diez segundos para recuperarme. Sentía que podía pararme, pero no lo hice. Quería esta vida, quería que se termine esa vida de celebridad".

En el programa Animales Sueltos, que conduce el periodista Alejandro Fantino, el campeón de seis divisiones distintas, reveló la situación que le sucedió producto del propio hartazgo de las luces del boxeo, en lo que fue uno de sus últimos combates antes de su retiro profesional en marzo de 2009.

"Yo estaba peleando con Bernard Hopkins (18 de septiembre de 2004), un tipo fuerte, una leyenda. Él me conectó con un gancho al hígado, bien localizado. Me quedé sin respiración. Tenía diez segundos para recuperarme. Sentía que podía pararme, pero no lo hice. Quería esta vida, quería que se termine esa vida de celebridad.

Aquél pleito, donde perdió la defensa del título medio de la Organizaicñon Mundial de Boxeo, marcó la primera vez que Óscar cayó por KO y Hopkins se convirtió en el primer púgil de la historia en unificar los cuatro títulos mundiales del peso mediano.

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Las confesiones de de la Hoya:

 "Fue una manera de empujarme a mí mismo, de tratarme de demostrar que puedo conquistar cualquier meta. No era aburrimiento, era tratar de superar, de quebrar récords en el mundo del boxeo".

"Puedes estar vendiendo hamburguesas, pero si lo haces porque te gusta, porque tu corazón está en el trabajo, es porque te gusta estar ahí. Entonces vas a tener una gran satisfacción al fin del día. Así yo me sentía en el gimnasio, donde me entrenaba cien por ciento. Me iba vacío del gimnasio".

"Yo vengo de familia de boxeadores. Nació esa pasión. Pero ese talento te puede llevar hasta ciertos punto, tienes que trabajar, hacer el esfuerzo y te tiene que motivar".

"Fui construido más de talento, pero a la vez de un poco de esfuerzo. Me fascinaba lo que hacía".

"No nací boxeador, no nací admirando el deporte. A los cinco años empecé a boxear, pero ese primer año no me gustaba, quería estar en la calle jugando con mis amigos".

"Estoy acostumbrado a pensar en los demás. Me fascina ayudar a la gente, a la comunidad. Si me piden dinero, becas para ir al colegio, yo, más que feliz. Toda la vida he pensado en la otra persona que necesita la ayuda, en vez de pensar en mí primero".

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"Todos estos años me olvidé de mí mismo, de mis sentimientos.
Estaba muy preocupado en ayudar a los demás. Lo que hice fue verme en el espejo y me dije ¨hoy voy a trabajar en mí  mismo¨". Es difícil hacer ese cambio porque no estamos acostumbrados".

"Si estás programado a ganar, a escuchar palabras de aliento y cuando pruebas la derrota, entonces no estás preparado para enfrentar esa situación, para manejarla. Entonces un atleta se empieza a confundir. Estás acostumbrado a que todos te digan que sí y una persona te dice no, te pierdes, comienzas a confundirte".

"Es muy difícil ser honesto con mis hijos. Por ejemplo, para mí, en mi hogar, me daría vergüenza hablar de las mujeres porque pienso que está muy joven o aún no está preparado. Pero es mejor que aprendan en la casa y no en la calle. Nuestros hijos son esponjas, toman información, la procesan. Son inteligentes"

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"A mis hijos les digo que Dios me dio un talento, que trabajé, pero no todos pueden ser campeones mundiales. Los puedo ayudar, pero les digo que va a ser muy difícil. Ser un atleta es apostar a la lotería".

"La vida siempre me trajo victorias, tenía gente que siempre me decía que sí. Cuando probé esa derrota, yo no supe manejarla. Primeramente estaba decepcionado con mí mismo, enojado con mi equipo porque creí que no hicieron la preparación adecuada para ganarle a Felix Trinidad".

"Actualmente tengo un solo amigo, que conozco desde los cinco años. Es vicepresidente de Golden Boy Promotions. Él es una persona que me dice no. Es como un hermano y sé que quiere lo mejor para mí".

"Le tenía miedo a la muerte. Hace dos años cuando empecé a quererme a mí mismo, realmente quería a esa persona que vi en el espejo. Yo no estaba en paz".

"Las mujeres no creo que olviden, pero sí perdonan".



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