Comenzó presentando orquestas luego de intentar ser actor de teatro independiente, pero también ejerció el periodismo y se lució como recitador criollo en paralelo a una extensa carrera como locutor en distintas emisoras.
Julián Sánchez Parra se ríe al recordar a su padre cuando criticaba sus sueños de actor de teatro independiente y decía: "mirá, se la de artista". Y la verdad que el hombre no estuvo tan errado porque si bien Julián no gastó zapatos sobre los escenarios, al fin y al cabo encontró que hablar por micrófono también corporizaba una forma de arte.

Hoy a los 80 años, en un bar en la esquina de la radio en la que trabaja, en Monte Grande, Julián valora los 55 calendarios que consumió dedicado a conducir programas, ser informativista, realizar entrevistas y estar en contacto con el público a partir de un vínculo mágico que estableció en tantas radios por las que pasó.

"De chico me gustaba todo: ser actor, futbolista y anunciar orquestas. Como mis padres insistían que con el teatro no iba a ninguna parte y lo del fútbol no se dio, me quedó la tercera opción", contó Julián a HISTORIAS DE VIDA.

Tal como iba a ocurrir en otro momento de su vida, se podría decir que la oportunidad lo estaba esperando. "La orquesta de Enrique Rodríguez, famosa por aquellos años, llegó al Club Ezeiza pero ocurrió que no había quien la anunciara. Me ofrecí, hice de anunciador y todo salió muy bien" relató sobre aquella noche en la que comenzó una relación permanente con el micrófono.

Julián, nacido en pleno San Telmo en el seno de un hogar de andaluces, de niño vivió diez años en el campo cuando su padre, don José, se hizo cargo de una estancia en la localidad bonaerense de Zenón Videla Dorna. Sin embargo, las cosas no vinieron bien para las arcas familiares y los Sánchez Parra, que habían tenido un muy buen pasar económico, retornaron a la ciudad, esta vez a un inquilinato en el mismo barrio en que había llegado al mundo.

Quizás por aquella experiencia campestre, Julián explotó también el recitado gauchesco que, como no podía ser de otra manera, también requería del uso de un micrófono, tanto como en las presentaciones en clubes nocturnos y de barrio tanto porteños como del conurbano, en las que con su cautivante voz radiofónica anunciaba las orquestas.

Hombre de radio

Ese fue el prospecto que lo acercó a las primeras apariciones en la radio que después galvanizó tras recibirse como locutor en el ISER, allá por el 70, con lo que inició un recorrido que lo llevó por los estudios de una enorme cantidad de radioemisoras en las que también ejerció el oficio de periodista.

"A los 80 años, trabajar en una radio es una noble adicción porque me resulta maravilloso dominar palabras, hablar con la verdad y llegar a la gente" asegura quien en la actualidad conduce de lunes a viernes de 7 a 10 el programa 'Vida y Ritmo' en Radio Claridad, de Monte Grande.

Su pasión por relacionarse con los oyentes, lo llevó a postergar sólidos proyectos comerciales. "Tenía una cadena de cinco disquerías pero me di cuenta -señaló- que no las podía atender bien porque mi verdadera profesión estaba en un estudio de radio".

Aunque Julián afirme que el auténtico éxito de su vida es su compañera Elsa y sus seis hijos, cuando escucha el top de las 16 emitido por una radio que da ambiente sonoro al bar donde hizo la entrevista, reacciona por reflejo: se pone atento e instintivamente busca alguna luz roja que le indique que está en el aire. Una nueva hora ha comenzado en su vida y desea que transcurra como hasta ahora delante de un micrófono.

      hist_2.jpg

Por Evita, denunció al almirante Rojas

Más allá de su rol como locutor, Julián se enorgullece de haber sido el único ciudadano que presentó una denuncia ante la justicia contra el almirante Isaac Francisco Rojas, responsabilizándolo por los vejámenes sufridos por el cadáver de Eva Perón tras el desembarco en el poder de la Revolución Libertadora, en 1955.

Sánchez Parra hizo esa presentación en junio de 1988 ante el fiscal de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, en la que acusaba al marino por el secuestro, presunta violación, salida ilegal del país con documento adulterados y ocultamiento por 18 años del cuerpo de Evita.

"Molinas, al recibirme, me dijo que si bien era cualquier cosa menos peronista, me felicitaba por la denuncia", destacó.

Sin embargo, esa causa para investigar a uno de los líderes de la revuelta que derrocó a Juan Domingo Perón, jamás avanzó.



      Embed