Julio Cruz, que colgó los botines luego de una exitosa carrera en el fútbol europeo para regresar a vivir a la Argentina, repasó su trayectoria y aseguró que no entiende a los que todavía critican a la Pulga.

Julio Cruz siempre fue un socio del sacrificio en el mundo del fútbol. En los noventa comenzó con humildad una carrera que lo llevó al éxito y el reconocimiento en la elite mundial.

Con un debut muy joven en la historia previa a la quiebra de Temperley como antecedente, Cruz se fue a probar a Banfield y quedó. Llegó el debut en Primera, se ganó un lugar entre los titulares y a fuerza de goles logró dar el salto a River.

Allí supo lo que fue ganar un título, ser convocado a la Selección nacional y luego dar el salto al fútbol europeo. Jugó un Mundial (el de Alemania en 2006 con José Pekerman como entrenador), se mantuvo una década en la Liga italiana y fue profesional hasta poco antes de los 40, cuando colgó los botines y volvió para reinstalarse en la Argentina.

-¿Cómo cambió el mundo cuando dejaste River y pasaste al Feyenoord?

-Muchísimo. Llegué allá con mi mujer y teníamos un traductor cada uno. Al principio fue difícil la adaptación, no entender el vestuario, el día a día. Después entendí que tenía que progresar y aprendí el idioma, me sorprendieron muchas cosas.

-¿Qué te sorprendió?

-El respeto por el otro, la importancia de respetar los horarios y que por ahí sale a la calle una persona conocida y la gente no se le va encima. Allá el que se distingue en algo puede pasar desapercibido y llevar una vida normal. Quedé muy impactado y con ganas de que en mi país mis hijos puedan vivir algo semejante.

-¿Y te acostumbraste a la vida particular italiana?

-Claro, fueron 10 años. Pero también aprendí el idioma. El italiano me resultó más fácil, es bastante parecido al nuestro. Y también me las rebusco con el inglés, tengo una buena base.

-Y en el medio, la Selección...

-Fue algo hermoso poder vestir la camiseta argentina. Es el deseo de cualquier futbolista y en mi caso siempre fue difícil por la calidad de delanteros que había.

-¿Se acaba el sueño con ser convocado o el Mundial es la obsesión para un futbolista?

-El Mundial es único. Tuve la suerte de jugarlo y compartir un vestuario con Messi, que aunque era mucho más joven ya todos sabíamos que iba a explotar. No entiendo cuando lo critican. Hay que sostener tanto tiempo el nivel como lo hace Lio.

-Tu nivel te sostuvo 10 años en la Liga de Italia ¿Qué te mantuvo además de los goles?

-Me manejé siempre con respeto. Yo jugué varios años en Inter, pero la gente del Milan me trataba con un cariño enorme, pese a la gran rivalidad. Terminé jugando en Lazio y me trataron como si fuese de la casa. En Bologna, donde comencé, lo mismo.

-¿Y al terminar la carrera no te tentó quedarte a vivir allá?

-Estoy contento y feliz de haber vuelto a la Argentina. Me esperaba otra realidad cuando llegué después de tanto tiempo. Italia es hermosa. El que diga que no, miente. Pero yo quería volver a mi país y volví.

-El camino habitual tras el retiro es ser DT o representante ¿Por qué vos no?

-¡Con todos los jugadores que se retiran cada año imagínate la cantidad de técnicos que habría! (Risas).

Del fútbol a la política, ahora quiere ser intendente

Después de colgar definitivamente los botines y tras un tiempo de pausa y descanso, Julio Cruz no siguió el camino tradicional de sus colegas, el de la dirección técnica o la representación de jugadores, y enfiló para otros rumbos. Ahora, metido de lleno en la política de la mano de Mauricio Macri, será candidato a intendente de Lomas de Zamora por el PRO.

-¿Cómo llegaste a la política?

-Venía involucrándome desde hace muchos años, ayudando a través de fundaciones. Siento que puedo ayudar a la gente: yo con mi carrera logré muchas cosas, construí lo mío y no vengo a que la política me dé nada.

-¿Cómo empezó todo?

-Tenía un prejuicio, que yo no me había preparado para ser político, sino para jugador de fútbol. Pero (Mauricio) Macri me dijo que se había preparado para ser ingeniero... tiene que ver con la capacidad: y yo siento que estoy capacitado para ser intendente.

-¿Y cuál puede ser tu aporte?

-El otro día estaba caminando en Fiorito y me contaron de un chico que lo mataron para sacarle el celular. ¡¿Estamos locos?! Tenemos que terminar con la inseguridad, mejorar la Salud y la Educación.

-¿Cómo vas a convencer al electorado? El hincha de Temperley te reclamará que no volviste al Celeste, el de Banfield que te fuiste a River y el de Los Andes que jugaste para los otros dos equipos de la ciudad...

-(Risas) Festejé el ascenso de Temperley como uno más. Cuando pasé a River, fue un pase muy caro que le dejó a Banfield un rédito y el hincha lo reconoce. Y Los Andes... Mirá qué distrito con potencial que el año que viene tal vez tengamos tres equipos en Primera División.


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