Carmen Del Valle Rodríguez, viuda del último jefe de estación, revivió la actividad en la parada ferroviaria con la ilusión de que haya una reactivación. “Fue una tristeza muy grande para todos”, señaló.
13 de marzo de 1993. No es una fecha más para ella. Le quedó clavada en el alma y la melancolía quedó instalada, doliente, paciente, repiqueteando constantemente. Ese día pasó por 20 de Junio, hacia la estación Villars, el último tren del Belgrano Sur. "Era de pasajeros, tirado por una locomotora diesel y a las 19.00 volvió a pasar hacia Catán". El recuerdo pertenece a Carmen Del Valle Rodríguez, viuda del último jefe de estación. "Lloramos mucho cuando pasó el último tren", confiesa.

Los 22 años transcurridos no lograron que Carmen perdiera la esperanza. Ella, hoy con 83 años, sigue viviendo en el predio de la estación 20 de Junio esperando que las vías vuelvan a temblar, que la estruendosa bocina de un pasajero o de un carguero la saluden.

Su marido, Adolfo Rubén Garialde tuvo a su cargo el preciado territorio, fue el último jefe de estación, puesto que cumplió funciones en 20 de Junio desde 1982 hasta 1993, cuando el gobierno de Carlos Menem se encargó de dejar las vías llenas de soledad.

"Fue un tristeza muy grande para todos nosotros. Yo hice sonar la campana de la estación cuando pasó el último tren. Fue y es una mezcla de emoción y tristeza", cuenta Carmen, quien prosigue: "En plena tarea ferroviaria, me despertaba a las 4 de la mañana para ponerme a trabajar al lado de mi marido y una vez que no hubo más trenes quedamos vacíos. Nos costó mucho levantarnos".

Y pese al tiempo transcurrido se indigna. "Tiempo después aparecieron unos interventores. Creímos que pretendían revisar los libros. No, nada de eso. Se llevaron todo lo que pudieron, los faroles de mano antiguos, los de las señales, el aparato del telégrafo, el teléfono de bronce, que estaba en la oficina del jefe", dice.

Hace cuatro años que su marido, Adolfo, falleció, y ella lo recuerda con orgullo. "Era ferroviario desde 1954. Uno de sus tíos era jefe de estación en Llavallol, y lo llevó cuando tenía 18 años", rememora Carmen y añade: "El sufrió mucho cuando sacaron los trenes".

Si bien no hubo más vida en las vías, Carmen y Adolfo se encargaron de que en la estación 20 de Junio no ocurriera lo mismo. "Seguimos viviendo en la estación, la pintamos, la cuidamos. Después que Adolfo falleció seguí yo. Primero cortaba el pasto, ya que soy un petardo, pero ahora los años me pasan factura y pago de mi bolsillo para que lo corten", afirma.

Resurgir

Las versiones hablan de que en estos tiempos estarán empezando la limpieza de las vías. Es que el Estado nacional tiene previsto extender el servicio del ramal del Belgrano Sur que llega a Catán hasta Marcos Paz, elevar los andenes y remodelar 24 estaciones. Y con ello, 20 de Junio volverá a contar con un tren de pasajeros después de dos décadas. 

"Le dije al médico que me dé algo para estar tranquila, cuando vuelva el tren. Porque el tren es todo, el trabajo, la salud, lástima que se fue mi marido y, no pudo esperar el próximo tren", establece, mientras prepara la campana para que vuelva a sonar al paso de un tren.