Shanghai había marcado un derrumbe histórico, con -8,48%. El anterior descenso tan amplio había sido en febrero de 2007. Los inversionistas recobraron algo de confianza, tras la confirmación del gobierno asiático de mantener los respaldos económicos a los mercados.
Especialistas auguran que China no entrará en crisis, aunque no descartan que mercados más pequeños, como el argentino y el brasileño, se resientan y generen una merma en la economía mundial.
"Si el gobierno no logra restablecer la confianza en los mercados, China difícilmente podrá alcanzar su objetivo de crecimiento de un siete por ciento a finales de año", adviertió un análisis del banco australiano ANZ.
El desplome de los índices bursátiles se había iniciado a mediados de junio y el principal indicador de la Bolsa de Shanghai perdió en sólo 18 jornadas de operaciones el 32 por ciento de su valor.
Para estabilizar los mercados, el Banco Central chino rebajó las tasas de interés hasta un mínimo histórico, postergó nuevas salidas a bolsa y la comisión de control CSRC inició un gigantesco programa de compras de acciones.