Las familias de Pablo Alcorta y Mauro Rodríguez marcharán hacia los Tribunales de Morón para pedir que revean las causas y se realice una investigación que esclarezca la muerte de los jóvenes.
Familiares y amigos de dos jóvenes asesinados por efectivos policiales, en casos que fueron denunciados como de "gatillo fácil", realizaron una movilización frente a los Tribunales de Morón, donde exigieron que los expedientes no se cierren.

La protesta fue encabezada por las familias de Pablo Alcorta (17) y Mauro Rodríguez (23). "Dicen que quieren cerrar sus causas, porque sostienen que los efectivos actuaron en defensa propia. Es todo falso. Fueron ejecuciones callejeras, contra pibes que en todo caso deberían estar detenidos. El Estado les brinda impunidad y ampara a los asesinos con uniforme", dijo la madre de Pablo.

Según informó la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), Pablo Alcorta tenía 17 años cuando el 18 de mayo de 2013, "en el cruce del Acceso Oeste y Húsares (peaje Vergara de Morón), el sargento de la policía bonaerense Diego Ariel Tolaba le pegó un tiro en la cabeza".

Durante siete meses, Pablo estuvo internado, pero el 6 de diciembre del mismo año falleció.

La fiscal María Silvana Beatriz Bonini, de la UFI 6, y el juez Gustavo Robles (Garantías 3), quieren cerrar la causa con el argumento del asesino, una inexistente "legítima defensa".

"Este policía sigue trabajando, está en la calle. No le pasó nada. Mató a un chico de manera impune y nadie lo detiene. No le ponen freno. No se puede tolerar que se ampare a los asesinos", dijo la madre del joven.

Asimismo, Mauro Rodríguez tenía 23 años cuando el 7 de agosto de 2014, en la localidad de Libertad (Merlo), el agente de la policía federal Edgardo Matías Frías, mató al pibe, indefenso, con tres disparos, alegando que pretendía robarle la moto. A más de un año del asesinato, los jueces Mónica López Osornio y Alfredo Meade, y el fiscal Patricio Hugo Pagani, de la UFI 5, cajonean la causa y se niegan a aceptar a María, la mamá de Mauro, como particular damnificada.

"A mi hijo lo fusilaron. Se supone que estaba alcoholizado y por ahí con otra sustancia. El policía dice que le quiso robar la moto. Mi hijo no tenía armas. Me arruinó la vida a mí, y a mi nieta, además de arrebatarle la vida a Mauro. Si cometía errores, necesitaba ayuda, nunca que lo mate cualquier uniformado asesino. Se tiene que acabar esto de matar jóvenes humildes y que la justicia los ampare", dijo la madre.

Desde la Correpi se realizó un pedido ante la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones de Morón para que haya juicio y castigo a los policías.

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