Fundada en 1907 y con una población de 20.000 habitantes, su cercanía con las ciudades costeras y su generosa extensión, hacen que General Madariaga adquiera un crecimiento potencial.
El Paseo del Bicentenario -sumamente concurrido por ser un espacio de encuentro comunitario y ámbito natural para la recreación, el esparcimiento y la cultura- abarca la Plaza Cívica, donde se destaca una fuente matizada con saltos de agua e iluminación, y el Parque de los Abuelos que cuenta con juegos de mesa, canchas de tejo, taba, bochas y un espacio para los más pequeños con juegos infantiles.
Completa este paseo un gran anfiteatro con vestuarios y gradas, donde se llevan a cabo actividades culturales, y la calle principal, Avellaneda, que concentra a los jóvenes que van al centro por las tardes.
Madariaga ofrece al turista realizar el Circuito de los Museos, mediante el cual podrá conocer la pintoresca estación de tren de arquitectura inglesa, donde está emplazado el Museo Histórico del Tuyú, que cuenta con siete salas de exposición y otra dedicada al cantor madariaguense Argentino Luna.
Patrimonio arqueológico
Además de jardín y patio interno, el museo posee archivo y biblioteca sobre el material histórico de la ciudad, que el visitante puede consultar. El Museo de Ciencias Naturales alberga diversas muestras sobre la historia y la naturaleza de esta región de campos, lagunas y cangrejales y un interesante patrimonio arqueológico y paleontológico consistente en dinosaurios y reptiles prehistóricos de la Argentina.
En el museo privado Laten K'aike se exhibe una completísima colección de numismática y geología; y el Espacio de Arte Taller del Sol, muestra pinturas, esculturas, dibujos, objetos de diseño y artesanías. También hay una sala dedicada al escultor argentino Wifredo Viladrich.
Sobre sus amplias calles arboladas, Madariaga ofrece al turismo un paseo de compras con sabor a campo donde pueden adquirirse productos regionales como chacinados y fiambres artesanales, miel, pastelitos criollos o tortas fritas.
También tiene una gran variedad de artículos como difusores aromáticos, cactus, almohadones, accesorios para la cocina y para vestir, modelados en porcelana fría, trabajos en bijouterie, macramé y crochet, que son realizados por plateros, sogueros, herreros, talabarteros e hilanderas, que imprimen en sus obras el sello local.
En temporada alta, sus restaurantes y confiterías reciben a los turistas provenientes de Pinamar que, en los días nublados, cuando la playa no es tan atractiva, eligen este pueblo para saborear sus comidas típicas, como el guiso carrero, lechón al asador, empanadas y vaquillona con cuero; y para disfrutar de los espectáculos de destreza criolla, jineteadas, fogones populares y festivales folklóricos que General Madariaga lleva a cabo a lo largo de todo el año. Para muchos puede ser una aventura a través del tiempo, otros, simplemente coronarán el saber de lo aprendido.