La sentencia por el triple crimen de General Rodríguez dio por probado que los homicidios se realizaron porque las víctimas dificultaban el negocio del tráfico de efedrina
El fallo que condenó a los tres fugados del penal De General Alvear por el triple crimen de General Rodríguez dio por probado que cometieron los homicidios porque las víctimas ponían en riesgo el negocio del tráfico de efedrina que manejaban Martín Lanatta e Ibar Esteban Pérez Corradi, el sindicado autor intelectual de la masacre y quien nunca pudo ser detenido.

Así lo determinó en diciembre de 2012 el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 20 de Mercedes y lo confirmó un año más tarde la sala III de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires.

Captura a Corradi

En 2013, los camaristas Ricardo Borinski y Víctor Violini no sólo avalaron las penas de prisión perpetua para los hermanos Cristian (40) y Martín Lanatta (41) y los hermanos Víctor (33) y Marcelo Schillaci (34) sino que instaron a la Justicia de Garantías de Mercedes que reitere la orden de captura nacional e internacional de Pérez Corradi.

En el debate oral, las dos parejas de hermanos fueron condenados como coautores del delito de 'privación ilegal de la libertad agravada en concurso real con homicidio agravado por ensañamiento, alevosía y por la participación de más de dos personas'.

Entrar al negocio

Para el tribunal 2 de Mercedes, el móvil de los homicidios fue que las víctimas querían entrar al negocio del tráfico de efedrina y esto ponía en riesgo el negocio de Martín Lanatta y, su socio Pérez Corradi.

Para los jueces, Martín Lanatta convocó el 7 de agosto de 2008 a Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35) al hipermercado Wal Mart de Sarandí para participar de una reunión aparentemente vinculada con la venta ilegal de efedrina.

'Los homicidios tuvieron por finalidad desplazar definitivamente a quienes se perfilaban, cada vez con más fuerza y mejor organización como competidores en el negocio ilegal de la efedrina', consideraron Violini y Borinski.

Entonces, como Forza, Ferrón y Bina habían formado una sociedad, 'la solución definitiva del problema exigía la exterminación de todos los socios', señaló el fallo, en el que se destacó que Pérez Corradi designó a Martín Lanatta para convocar a los cómplices y ejecutar el plan, debido a su manejo de las armas de fuego.

Se cree que, desde el supermercado, los tres hombres fueron llevados por los hermanos Schillaci y Cristian Lanatta hasta la casa de este último, ubicada en la calle Videla de la localidad bonaerense de Quilmes, lo cual también confirmó Casación en base al análisis de la ubicación de los celulares de los imputados y las víctimas.

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Las tres víctimas fueron asesinadas a balazos de espalda por dos tiradores, uno de ellos disparando con la pistola de Forza, y sus cuerpos fueron posteriormente guardados en algún freezer.

Luego, los cadáveres fueron arrojados en un zanjón del partido de General Rodríguez, donde fueron encontrados seis días después, el 13 de agosto, con signos de haber estado maniatados con precintos.

Algunos indicios que valoraron los jueces son que Martín Lanatta se comunicó con Forza hasta muy poco antes de la desaparición de la víctima en la zona de Quilmes y luego los celulares tanto de víctimas como de imputados se activaron y desactivaron en Quilmes y General Rodríguez.

Por ejemplo, las víctimas estuvieron casi una hora en la antena que abarca la zona de Nicolás Videla 321, casa de Cristian Lanatta entre las 13.02 horas y las 13.54 horas.

En tanto, los móviles de algunos de los acusados reaparecen en escena en la zona de Galicia y Terrada de la Capital Federal, donde fue hallada incendiada la camioneta Gran Vitara de Ferrón.

Casación valoró también a un testigo al que Martín Lanatta le confesó los crímenes y otro que escuchó que los Schillaci se jactaban de haberlos cometido y de haber cobrado 200.000 pesos por ello.

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