En un Congreso con una dinámica muy distinta a la de los últimos años, el oficialismo se encaminaba a aprobar en Diputados el proyecto sobre la deuda, cuando la Corte de Apelaciones de Nueva York metió la cola.

Los primeros diez días del nuevo Congreso alcanzaron para dejar en el olvido el aluvión de quejas que fundamentalmente el kirchnerismo descerrajó sobre el gobierno por no convocar a extraordinarias durante el verano. Bastaron dos semanas para confirmar que el presente es un Parlamento diametralmente distinto del que existió durante los últimos lustros, en el que el nuevo oficialismo deberá lidiar sin descanso para aprobar sus proyectos, como no le tocó a ninguno de los gobiernos que lo antecedieron.

El kirchnerismo acostumbró a propios y extraños a sacar sus leyes sin modificaciones y en tiempo récord. Eso ya no sucederá, como pudo comprobarlo esta administración con el primer proyecto presentado y con el que realmente está urgido por el tiempo. No solo tuvo que admitir modificaciones al proyecto original, sino que debió avenirse a esperar para su tratamiento siete días tras la firma del dictamen. Al cabo, nada realmente grave. Y en rigor, es la normalidad que se había perdido.

Pero al día siguiente del dictamen, el oficialismo vivió lo que podría definirse como el 'miércoles negro' para Cambiemos en el Congreso. Fue una tarde en la que la realidad se le presentó con toda su crudeza. Primero, sufrió su primer revés legislativo cuando el Frente para la Victoria se impuso en la Comisión Permanente de Trámite Legislativo y firmó un dictamen de mayoría para derogar el DNU que aumentó el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. El resultado se debió a un diputado massista que se negó a acompañar el despacho de Cambiemos para dictar la validez del decreto presidencial.

Fue la noticia que se llevó toda la atención, aunque los dirigentes oficialistas buscaron luego atemperar el efecto y evitar la palabra 'derrota' como título. Tenían razón, pues en rigor la amañada reglamentación de los DNU hace muy difícil su derogación. Para ello es necesario que ambas cámaras lo rechacen, y mientras eso no sucede, se mantiene vigente. Como se encargó ese mismo día de aclarar el jefe del bloque radical de Diputados, Mario Negri, quien aclaró que no hubo dictamen de mayoría, sino dos de minoría: para que el dictamen fuera de mayoría debería reunir nueve firmas, y el FpV sumó solo ocho, frente a las 7 de Cambiemos y Adolfo Rodríguez Saá; el massista Raúl Pérez se abstuvo. El gobierno espera saldar la cuestión con el tratamiento de un proyecto consensuado con la oposición, cuya entrada en vigencia quede para 2017. Contará una vez más con la anuencia de los gobernadores, pues Ganancias es un impuesto que se coparticipa.

El verdadero traspié llegó más tarde, en la sesión del Senado, en cuyo transcurso el bloque encabezado por Miguel Pichetto ratificó la decisión de no ceder a Cambiemos la mayoría en la integración de las comisiones y seguir presidiendo las que ya tenía cuando era oficialismo. Federico Pinedo, que presidía la sesión ante la ausencia de Gabriela Michetti -en misión oficial en Panamá- pidió hablar desde su banca para reclamar mayoría en las comisiones de Presupuesto y de Asuntos Constitucionales, más allá de que el FpV cuente con más senadores. Se trata de las comisiones 'de gobernabilidad', recordó, como así también el ejemplo de 2009, cuando el Grupo A cedió al kirchnerismo mayoría en esas comisiones en la Cámara baja. No hubo caso: 'No estamos dispuestos', respondió Pichetto. El oficialismo además sumará un integrante en cada comisión que ya presidía.

No es un dato menor para el oficialismo no poder manejar las comisiones principales de la Cámara alta; obviamente todos los proyectos del gobierno tendrán a Diputados como cámara de origen. Deberá además prepararse para intensos dolores de cabeza, pues una vez aprobados los proyectos en la Cámara baja, el FpV-PJ podría imponer dictámenes distintos, modificar el original y hacer volver los proyectos a Diputados, donde el oficialismo deberá hacerse de una mayoría especial para sacar las leyes.

La de las comisiones fue una muestra de fuerza del bloque mayoritario, que buscó con ello dar una señal hacia adentro y hacia afuera, frente a lo que se avecinaba como un apoyo al proyecto oficial para salir del default. El mismo es indispensable, habida cuenta de que el oficialismo necesita al menos de ocho votos de esa bancada para aprobar las derogaciones de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano.

Pero el gobierno no gana para disgustos. Justo cuando tenía todo encaminado hacia una victoria holgada en la primera sesión del año en Diputados, este martes, un fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York alteró el panorama, al suspender el levantamiento del embargo dispuesto por el juez Griesa que le permitía a la Argentina retomar los pagos de la deuda, y congeló los apoyos de la oposición en el Parlamento.

Pichetto se adelantó a anunciar que la medida 'impacta de lleno en la negociación' e interpretó que la Cámara retoma la jurisdicción ante la presentación de otros bonistas que no han ingresado a los acuerdos pautados por Griesa. En Diputados, los respaldos de Massa y el bloque Justicialista quedaron en stand by hasta que se aclare la situación, para lo cual se esperan precisiones de parte del gobierno, y comenzó a especularse con la posibilidad de suspender la sesión en Diputados, donde se esperaba darle media sanción al proyecto.

Desde el oficialismo, en cambio, la decisión anoche era firme respecto a no alterar el cronograma previsto. 'De ninguna manera esto cambia nada, la sesión de este martes se mantiene, porque esto no tiene implicancia jurídica', señaló a DIARIO POPULAR Eduardo Amadeo, presidente de la Comisión de Finanzas de la Cámara baja. El legislador aclaró que así lo garantizaron los abogados que representan a la Argentina ante los juzgados de Nueva York y fue contundente al asegurar que 'no es vamos a dar el gusto a quienes quieren perjudicar a la Argentina', en referencia a los fondos buitre.

Amadeo remarcó que 'frenar la salida del default es perjudicar a la Argentina'. El diputado oficialista aclaró que la preocupación frente al fallo había sido expresada solo por el jefe del bloque de senadores del FpV, 'pero en Diputados vamos a seguir adelante. Si frenamos, les damos el gusto a los que quieren perjudicarnos'.

'La decisión nuestra es seguir adelante', concluyó.

En caso de concretarse la media sanción este martes, el miércoles arrancará el debate en la Cámara alta. Para ese día esperan escuchar al ministro Alfonso Prat-Gay, pero también al procurador general del Tesoro, Carlos Balbín, quien faltó al debate en Diputados. Desde el FpV advirtieron sobre un eventual faltazo. 'El oficialismo tendrá problemas' si Balbín no va, dijo Pichetto, pues eso significaría que 'hay algo oscuro'. El procurador es el mandante de los abogados que están en Nueva York.

Para el jueves se espera en el Senado la presencia de los gobernadores, para expresar su parecer respecto de un arreglo con los fondos buitre. Ese mismo día se reunirán en el CFI -revitalizado este año con la vuelta del peronismo a la oposición-, para discutir si aceptan la propuesta que les hizo el gobierno el último jueves sobre la devolución del 15% de la coparticipación. Si bien durante el encuentro algunos de los mandatarios definieron la oferta como 'superadora', el tema no está resuelto. Al respecto, un referente importante de Cambiemos, miembro de la UCR, advertía esta semana a DIARIO POPULAR la inconveniencia de negociar de esa forma. 'Por algo Néstor Kirchner decía que no había que juntarlos, sino agarrarlos solos y de a uno', recordó.

El desfile de gobernadores por la comisión del Senado le dará más aire al bloque que maneja Pichetto para la hora de votar el arreglo con los holdouts, donde se espera voten divididos. El kirchnerismo duro habría crecido de una docena a 16 voluntades. Sobre un total de 39 miembros, puede concluirse que Pichetto sigue conservando el manejo de su bancada.

La cosa está mucho más discutida obviamente en Diputados, donde ya el hecho de dar o no quórum generó controversia en la bancada FpV-PJ, que el jueves dio la nota sumándose a una polémica de poco vuelo como fue la originada por el intercambio de whatsapp entre Nicolás Massot y Diego Bossio, con un comunicado suscripto por Héctor Recalde donde ponen en duda la transparencia del oficialismo y sus aliados en la negociación de esta ley. Al día siguiente diputados K hicieron una denuncia por presunto 'cohecho', que quedó en manos del juez Oyarbide. Está claro el deseo de emparentar la ley con la reforma laboral impulsada por la Alianza, que derivó en los supuestos sobornos del Senado. De hecho, la cuenta de Twitter que difundió el chateo -de claro signo camporista- se denominaba 'La Banelco de Macri'.

Está claro el deseo del kirchnerismo duro por trazar todos los paralelismos posibles entre el gobierno actual y el de De la Rúa. No por nada suelen insistir con la mención del helicóptero, una recurrencia que para muchos de los que no terminan de asimilar el llano, se vuelve deseo.


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