A partir de entonces, Central sufrió el trámite del partido. Se sintió incómodo y le costó acomodarse sobre el terreno; mucho más, generar peligro. Lo hizo recién con un cabezazo de Ruben que se fue alto y un tiro libre de Cervi que Prass mandó al corner, pero todo era muy forzado, sin fluidez. Así y todo, con los dientes apretados, Central llegó al empate: fue con un tiro libre de Donatti, al ras del piso, que se desvió en el caminó y se clavó contra un palo.
El gol le di algo más de calma al dueño de casa que, envalentonado, pudo aumentar con un derechazo de Cervi que Prass devolvió con las manos. Sin embargo, antes de que finalizara la etapa, volvió a aparecer Gabriel Jesús, esta vez para meter un frentazo a un centro que llegó desde una pelota parada en tres cuartos de cancha, y así poner a Palmeiras otra vez arriba. Igual, hubo tiempo para un cabezazo terrible de Herrera que Prass manoteó de manera fantástica.
La segunda parte arrancó con todo: un zapatazo de Gabriel Jesús en el palo, una atajada bárbara de Sosa y el empate de Cervi, picando la pelota sobre el arquero en una jugada preparada resuelta con enorme precisión. Después, un final a prueba de infartos. Penal de Vitor Hugo a Musto, gol de Marco Ruben, expulsión de Gabriel Jesús y, cuando parecía que todo sería canalla, la defensa volvió a marcar mal, Lucas Barrios (adelantado) anotó el gol del empate que dejó suspenso en el grupo.
El compacto del partido
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