La captura de José López con las manos en la masa puso al kirchnerismo en pleno a la defensiva y a muchos dirigentes del PJ planteando, por su propia supervivencia, la necesidad de dar vuelta la página

Nadie más concluyente que el actual senador José Alperovich, que al terminar la semana en que su comprovinciano José López conmovió los cimientos del kirchnerismo, afirmó que la vida útil de esa fuerza había llegado a su fin. Previsiblemente, le saltaron al cuello el kirchnerismo en su conjunto y no pocos oficialistas que recuerdan su pasado K. En efecto, el ex gobernador tucumano fue un aliado clave de los gobiernos de Néstor y Cristina, con los que convivió cronológica y fácticamente durante sus tres mandatos.

Los que le reprochan esta toma de distancia, recuerdan que el nombre del actual senador llegó a mencionarse cuando -todavía en vida del santacruceño- se pensaba en un compañero de fórmula de uno de los Kirchner. Cierto es también que la esposa de Alperovich fue durante la mayor parte del segundo mandato de Cristina presidenta provisional del Senado; esto es, segunda en la línea de sucesión.

Pero también es real que la relación de Alperovich con la ex presidenta se había resentido en la última parte, tal vez desde que le sacaron a Beatriz Rojkés su alto cargo en el Senado. Pero sobre todo a partir del apoyo que le dio el gobernador tucumano a Daniel Scioli, que curiosamente implicaba un distanciamiento de la Rosada.

Lo que haya dicho el tucumano debe corroborarse en la práctica, y eso está por verse. Por lo pronto, el anuncio de José Alperovich respecto del destino inexorable del kirchnerismo fue presentado como el prolegómeno de una nueva e inminente fractura del bloque que conduce Héctor Recalde en la Cámara baja. El propio Alperovich anticipó tal posibilidad al sugerir armar "un bloque nuevo, porque el FpV es más intransigente". Dijo que lo estaban evaluando con los tucumanos José Orellana, Miriam Gallardo "y una persona más" cuyo nombre no reveló.


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Para los que vislumbran una ruptura inminente, hay que aclarar que Orellana tenía un bloque unipersonal, o sea que no integraba la bancada FpV, como sí lo hace Gallardo, que ha votado diferente al kirchnerismo el miércoles pasado para la ley de pago a los jubilados, y cuando el acuerdo con los holdouts. Los otros tres diputados por Tucumán del FpV seguirán allí: dos son de La Cámpora y una tercera de Kolina, la agrupación de Alicia Kirchner.

Lo que sucede en la representación tucumana del bloque FpV-PJ es una síntesis que se extiende al resto. Tal como dijimos y reiteramos varias veces desde 2015, a partir de la muerte de Néstor Kirchner las listas legislativas las armó siempre Cristina, priorizando a cristinistas puros y leales, cosa que profundizó para 2013 y 2015, sobre todo ese último comicio. Por eso que a los gobernadores les resulta difícil alinear a los diputados de sus provincias con lo que acuerdan con el gobierno.

El kirchnerismo seguirá siendo entonces una manifestación importante sobre todo en la Cámara de Diputados. Lo cual no implica que su poder no haya menguado, cosa que venía viéndose aun antes de los bolsones del señor López. Han perdido todas las batallas legislativas de este año, salvo la ley antidespidos, curiosamente porque Cambiemos les entregó ese triunfo a la postre irrelevante. En el Senado, en tanto, la representación puramente kirchnerista en el bloque que conduce Miguel Pichetto ronda la docena, aunque podría estirarse a cerca de veinte. Sin embargo, para la votación de los pliegos de la Corte Suprema que Cristina Kirchner había recomendado especialmente votar en contra, el número se redujo a 8.

Independientemente de la vigencia e influencia que pueda mantener en ambas cámaras, lo cierto es que el kirchnerismo está en franca retirada desde que dejó de manejar los resortes del poder. Con todo, el gobierno se resiste a sacarle la condición de actor importante en la política argentina. El propio Presidente confiaba el día previo al estallido del caso López que pensaba que Cristina sería candidata el año que viene, y que el kirchnerismo no desaparecerá en el futuro inmediato. En tren de ponerle plazos, le daba no menos de dos años de vigencia, el tiempo que en el peor de los casos para el kirchnerismo tomaría la Justicia para fallar contra la ex presidenta en alguna de las causas en las que está involucrada.

Cuarenta y ocho más tarde cambió de parecer. Desde Colombia, Mauricio Macri habló del final del kirchnerismo, provocado por la irrupción del caso López. Se advierte entonces que el veloz devenir de los hechos podría estar cambiando dramáticamente el panorama político que oficialistas y opositores trazan con la vista puesta en las próximas legislativas. Para el gobierno, el mejor plan tenía a Cristina compitiendo en la provincia de Buenos Aires el próximo año, dividiendo el voto peronista que se disputan otras figuras como Florencio Randazzo -a quien nadie ve ya encolumnado con la ex presidenta- y Sergio Massa. Estaba también la alternativa de CFK en Santa Cruz, pero el deterioro político del kirchnerismo parece ser allí más acelerado que en otras latitudes, por lo que no sería seguro que Cristina arriesgara todo en ese distrito.

Podría no competir Cristina, aunque ese sería sí el tiro de gracia para el kirchnerismo, según admiten en esa misma fuerza, donde se habían ilusionado con la irrupción rimbombante de "la Jefa" en abril pasado, pero luego quedaron desconcertados con su vuelta al ostracismo. Tratando de decodificar incluso la propuesta de un Frente Ciudadano que la ex presidenta les dejó como tarea en su discurso frente a Comodoro Py.

Convengamos que nunca podría ser un buen punto de partida el lanzamiento de una fuerza nueva desde las puertas de los tribunales...

Mientras tanto, el peronismo busca reconstruirse y si algo claro les quedó a partir del episodio López fue que deben alejarse cuanto antes de la ex presidenta, cosa que se les había comenzado a hacer difícil a partir de su efímera vuelta en abril. Los gobernadores tratan de tomar el timón y el presidente del partido, José Luis Gioja, encuentra dificultades para encolumnar a todas las vertientes, cuando él mismo no logra hacer pie en el bloque de diputados que integra y no consigue cambiar. El ejemplo que todos ponen como modelo a seguir es el del jefe de la bancada en el Senado, Miguel Pichetto, que logró con éxito despegarse de Cristina y mantenerse firme al frente de un bloque que, como dijimos, tiene una importante representación cristinista que ya intentó sin éxito doblegarlo.

Un ganador de este río revuelto del peronismo es Sergio Massa, quien se ha dejado ver las últimas semanas varias veces con Pichetto, con la excusa de coordinar leyes entre ambas cámaras, en el marco de la oposición que ambos representan. El tigrense sabe que el hastío que despiertan los datos de la corrupción en la anterior gestión puede terminar llevando agua para su molino, aunque ha dejado claro que su construcción no incluye un retorno al PJ.

Su vigencia debería preocupar al gobierno, que de todas maneras piensa confiado que a la larga, lo que quede del kirchnerismo terminará dividiendo el voto peronista, en beneficio del oficialismo.

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