Messi cansado de ponerse la celeste y blanca, la selección nacional sin conducción en ninguna de todas sus categorías, la FIFA que piensa en desafiliar a la AFA y la quiere intervenir porque no se sabe cuales son sus autoridades, los clubes que siguen empobrecidos y endeudados hasta la médula, el gobierno que metió la cola en defensa de intereses políticos ajenos al propio deporte, la justicia que desembarcó en Viamonte rompiendo los protocolos de la organización mundial, los dirigentes que se tiran de los pelos mientras no pueden resolver procesamientos judiciales y, por sobre todo, un final que sigue teniendo la misma oscuridad al final del camino.
El fútbol argentino explota por todos lados y mientras tanto los mismos que encendieron la mecha son los que tienen que apagar el incendio que generaron.
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