El central rosarino de 27 años tiene 194 partidos en Primera División, distribuidos en seis clubes. En su carrera, convirtió ocho goles. Se caracteriza por el buen manejo de pelota, la precisión para salir jugando —de hecho, toma riesgos para hacerlo— y su buena presencia, a raíz de su 1.87 m. de altura.
Según los números que arrojan los informes de WyScout, una aplicación de bigdata utilizada por los equipos más importantes del mundo para estudiar rivales y partidos, Vergini disputó 2382 minutos este año en el Getafe, metió un gol, recibió nueve tarjetas amarillas y una expulsión.
Desde agosto del 2014 en adelante, Vergini promedia 28.7 pases simples por encuentro, de los cuales el 91% los da correctamente. Y de cada cuatro pases largos que hace por partido —ese es su promedio—, tres llegan a destino. Lo que no tiene es llegada a situaciones de gol. Una vez cada tres partidos queda de cara al arco rival. De esas, una de cada tres son cabezazos, y dos de cada tres, con el pie: la mitad se van afuera y la mitad van al arco, de las cuales solo el 15% de estas últimas son goles.
A pesar de su altura, no posee un gran juego aéreo: de 131 pelotas que disputó de cabeza, ganó el 45,8%, perdió el 46,6% y el 7,6% son neutrales. De hecho, cada vez que peleó balones por arriba con jugadores que miden entre 1.85 m y 1.90 m, ganó el 45%, perdió el 45% y el 10% fueron neutrales.
Vergini estuvo en la Selección. En 2012, Alejandro Sabella lo convocó para un amistoso contra Brasil, donde Argentina perdió 2-1. Después, en 2014, Gerardo Martino, que lo conocía de su paso por Newell's, lo llamó dos veces: jugó en octubre de ese año en la victoria 7-0 contra Hong Kong y participó del triunfo por 2-1 contra Croacia, en noviembre.
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