Ayer, los clubes de Primera afinaron números y los 30 asambleístas parecen inclinarse a la reforma que la semana pasada pasó a un cuarto intermedio. El Ascenso negocia para transitar la misma vía
Los problemas de la AFA parecen tener una palabra mágica que destraba todo aquello que hasta hace una semana –ni más, ni menos-, estaba amurado a posturas inflexibles. La postura del Gobierno a favor de la Superliga, cuyo tratamiento pasó a cuarto intermedio en la asamblea de la semana pasada, prometiendo una cifra cercana al pedido de aumento del Fútbol Para Todos (FPT) en caso de que se aprobase lo "inaprobable", movió el tablero. Ese abracadabra no es otra cosa que "dinero". A los 2.500 millones de pesos prometidos por el titular del FPT por parte del Gobierno, Fernando Marín, ayer los dirigentes acordaron pedir un plus de otros 250 mil para arrimarse a los 3.000 millones con variables de negociación que involucran el costo de los operativos policiales a cargo del Estado, para cerrar trato. La Primera División, está adentro.


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 La  B Nacional, la otra parte necesaria para fundar la Superliga, no está afuera. Decir eso no es poco, la semana pasada lo estaba. Ayer no hubo representantes de la categoría, que se reúnen casi a diario para definir el porcentaje con el que le bajan el martillo a la iniciativa y sus 12 votos del próximo lunes se suman a los 30 de Primera para que la aprobación de la reforma tenga 42 de los 60 votos necesarios. Todavía no lo arreglaron, pero pretenden el 16 por ciento del total generado.

La Primera B ya no niega la posibilidad de decirle sí a la profesionalización del fútbol, aunque ellos estén por fuera de la nueva estructura. Intentan, junto a la C y D, además del Consejo Federal (entre todos suman los 33 restantes, pero con apenas 18 se alcanza el propósito) mejorar el 12 por ciento que les tocaría por fuera de la nueva estructura.

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Nada está cerrado ni acordado, pero todos trabajan para que cierren los números y lo que parecía imposible, se vuelva un trámite el próximo lunes cuando termine el cuarto intermedio.

"Los números tienen que cerrarle a todos" Antes del asado conciliador de anoche, el único dirigente en frenar antes de que comience la picada en el predio de Ezeiza fue el presidente de Temperley, Hernán Lewin, quien con un puñado de frases sintentizó el momento en que se encuentran las negociaciones por la Superliga. "Estamos muy cerca de llegar a un acuerdo y que los clubes queden conformes, siento que una vez que esto se formalice se va a ablandar todo: mientras nos cierren los números, yo me quedo tranquilo. Es un momento importante", graficó.


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