Hoy en el fútbol es Diego Torres. Hoy en la música es Diego Lencina. Dos apellidos para dos pasiones que conviven en su ser. 'Casi no hablo de fútbol. Me llaman por la música', dice lejos de quejarse y con una sonrisa de satisfacción. Es que decidió cambiar el apellido, echó mano al de su madre, como una identificación en el campo artístico.
Es estilo se fue amasando poco a poco. 'Hicimos carnavalitos, lentos, rock country, rock, bachata, entre otros. Y ahora, varios productores coinciden en que lo mío es melódico. Si bien hay que marcar claramente las distancias, es algo cercano a la ruta de Luciano Pereyra y Abel Pintos', asegura.
La historia nació en su estadía en Misiones cuando defendió los colores de Crucero del Norte. 'Un día, un compañero del plantel, Nicolás Dematei me dice que debíamos hacer algo, ya que él toca el saxo y la guitarra. Se dio un asado en una quinta, canté Seminare de Seru Girán, y había un productor, Sergio Borello, que me escuchó y me invitó a cantar en su estudio', rememora y prosigue: 'Dematei tocó la guitarra, Sergio Borello, le puso los demás instrumentos. Así grabamos cuatro temas. Después Sergio me propone escribir canciones, y así hicimos un cd de 15 temas, 12 son propios y tres covers. Le pusimos como título En otro lugar, porque uno hacía fútbol y se cruzó a la otra vereda por un rato'.
Aquel cd quedó archivado hasta que en noviembre de 2015 lo terminaron. 'Unos amigos de Alberti armaron una radio y me pidieron un tema para poner en el Facebook de la radio al que le agregaron una foto mía. Y pegó porque a los pocos días había una enorme cantidad de gente lo había compartido. A partir de allí se fue viralizando'.
No es casualidad su cercanía con la música. Al menos esto destila los recuerdos de Diego, que se remontan a su ciudad natal, Bragado. 'La música siempre la tuve cerca, tratando de imitar cantantes, como David Bisbal, Cristian Castro, en ese estilo de música. Y cuando vine a Buenos Aires tuve la suerte de que me invitaron a recitales y miraba al cantante cómo se paraba en el escenario, el gesto corporal. Alguno me decepcionó y otros me sorprendieron. Le fui metiendo y mi voz mejoraba, y me daba cuenta que era mi tomo', explica y cuenta: 'Siempre la música fue algo íntimo, soñaba claro con poner un estudio en casa, armar banda con amigos. En el 2001, cuando caigo a la pensión de Quilmes, conocí a Federico Archanco, que tocaba guitarra; nos animamos a grabar un CD, yo compuse la letra y él la música'.