En la película es una modelo perseguida por los flashes que oculta su terror a la soledad con la desmesura sexual. Su poca conocida carrera en el cine italiano, su ¿novio del exterior? y el cuidado de la intimidad

A los 33 años Liz Solari tiene muy en claro hacia a dónde quiere apuntar con su carrera artística. En las cartelera de cine se la puede apreciar por su inmensa belleza e histrionismo en Permitidos. Su personaje, Zoe, casi con las mismas características de ella misma en la vida real, ya convocó a casi 300 mil espectadores en el film que actúa con Lali Espósito, Martín Piroyansky y Benjamín Vicuña.

"Hace siete años que elegí el camino de la actuación y me focalizo en el cine y en la televisión sólo en formato de miniseries por los tiempos que demandan", señala en un tono suave y tranquilo. En su haber tiene dos películas italianas que no se estrenaron en el país y volver a rodar en Argentina le llena de orgullo.

Había saltado a la fama en el mundo del modelaje y en 2007 descolló en Bailando por un Sueño y cada vez que Marcelo Tinelli la presentaba, agregaba: "Por Dios, qué linda que es". El director Ariel Winograd en Permitidos explotó esa imagen de Liz, quien proyecta su carrera en el exterior y hasta el día de hoy poco se sabía de su itinerario.

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En el personaje de Zoe, Liz se pone en la piel de la típica modelo infartante, la mujer linda que tiene tristeza: "¿Cómo sufren las mujeres en la película, tanto Zoe como Camila (Lali Espósito). Zoe es una mujer obstinada, acostumbrada a lograr todo lo que quiere, muy exitosa, tiene todo servido y cuando aparece Mateo (Martín Piroyansky), pareja de Camila, de manera accidental ve en él alguien diferente a su entorno".

Para Liz, Permitidos representa en su faz actoral un paso de comedio que nunca había dado en el cine: "Zoe es una mujer que por fuera se muestra invencible, pero por dentro tiene terror a estar sola y eso lo canaliza en su sexualidad. Es una obsesiva sexual, por eso la escena bizarra de buscar sexo en el hospital con Mateo internado".

Cuando le acercaron el guión, la actriz confiesa que "lo leí de un tirón, es una historia tragicómica que le puede pasar a cualquiera". Zoe es una mujer perseguida por el mundo de los flashes, casi igual a lo que le sucede a Liz en la vida real aunque ahora mucho menos por al distancia que ella impuso a los paparazzis: "Es verdad, Zoe no tiene privacidad y es algo que ella no se lo plantea. Quizás desde el punto de vista laboral Zoe y yo coincidamos. Ahora el mundo interior de Zoe es completamente distinto al mío y es ahí donde está la construcción de mi personaje en la película".

Liz en su mundo íntimo sólo abrió la puerta para decir que está conociendo a alguien en el exterior, todavía no lo quiere asumirlo públicamente y su carrera en el exterior ayuda a mantener esa distancia que ella quiere con la prensa del corazón. Estuvo los dos últimos años afuera del país viviendo en Europa.

También, a diferencia de la película, en su vida sentimental señala que se "no permitiría un 'Permitido'" tal como se plantea en el film. En tren de bromas, Mateo dice entre amigos que él tendría un "permitido con Zoe Del Río, la mujer más sexy, pese a estar de novio con Camila (Lali)".

Liz Solari sostiene con firmeza que "yo no tengo un 'permitido' y la verdad no quiero tenerlo porque, para mí, el permitido rompe con algo de la pareja. Si uno directamente lo piensa es porque algo no funciona. Yo prefiero salir de la relación antes de tener un permitido".

Un Permitido para Liz Solari no sería un desliz en la pareja. Ella piensa diferente de lo que sucede en el film: "Con el Permitido se corre alto riesgo de romper un vínculo de confianza cuando haces algo que lastima al otro. Siento que se tira una confianza que tardaste años en construir".

Cuando se le pregunta si alguna vez perdonó una infidelidad, Liz Solari contesta rápido: "Nunca me pasó" y después retrocede: "Mejor dicho, nunca me enteré. Hoy, sin embargo, estoy con más capacidad de perdonar que antes y no lo digo sólo en el marco de una pareja sino en todo tipo de relaciones".

Para la actriz el "amor incondicional" atraviesa los defectos y los errores de una persona: "Hoy yo soy más paciente, trato de entender la situación, el contexto y va más allá de los errores que pueda cometer con vos. Yo creo que estamos viviendo una etapa de amores condicionales, que dependes todo el tiempo lo que el otro hace o dice. Soy partidaria de que no podes seguir una relación con el otro y volverlo loco porque no lo perdonás. En mi caso valoro mucho a la gente que suele perdonar".

Para la actriz "el perdón puede ser liberador. Es como una energía que soltás para poder sanar. De lo contrario te quedás con resentimiento y se transforma en un enojo que te envenena por dentro".

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