Señor director:

Cuando una persona quiere destacarse y no tiene méritos llama la atención de diferentes maneras según su edad. Cuando chicos lloran o gritan, ya mayores transitan por las calles pelados, peludos, engominados o despeinados. Otros con aritos en orejas, boca o nariz. Otros pasan con escapes libres en autos o motos. Es la necesidad de hacerse notar. Ya grandes, unos hablan gansadas y otros se visten como niños. Pero todo en su edad y lugar. Unos para ir al bar de la esquina, lo pueden hacer de ojotas, musculosa y short. Pero en un salón de fiestas, deben 'uniformarse', traje y corbata. Se deja la campera y remera, y se ajusta todo a un protocolo. No es lindo y es algo que está quedando obsoleto. Pero hasta que eso suceda hay que acatarlo. No podemos hacer lo que deseamos y debemos seguir ciertas reglas. Ya sea por cortesía o educación tenemos que limitar nuestros deseos en ciertos lugares. Es el protocolo que hay que seguir, en ciertas élites y estamentos. Quien no lo hace, pasa a ser considerado ignorante. Pero, como dice el refrán: 'Lo que Natura non da, Salamanca non presta'

Roberto M. Cortés

DNI 7.712.365
      Embed