El domingo los colombianos decidirán si aceptan el pacto firmado entre el gobierno de su país y las FARC. El presidente Santos anticipó que no tiene un plan B si rechazan el acuerdo, aunque todo indica que el "Sí" se impondrá en las urnas
Colombia vota el domingo un plebiscito sobre el histórico acuerdo de paz para superar 52 años de cruenta guerra con las FARC. El pacto pone prácticamente fin al último conflicto armado en el hemisferio occidental, un complejo entramado de violencia entre guerrillas, grupos paramilitares y agentes estatales, con saldo de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.

"Colombia se lo juega todo en este plebiscito, en lo social, en lo económico y en político", dijo a la agencia AFP Jorge Restrepo, director del centro de análisis Cerac.

El gobierno de Juan Manuel Santos dijo que no tiene un plan B si los votantes rechazan el pacto, pero las encuestas indican que ganará por cómodo margen el voto afirmativo a la pregunta: "¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?".

Según los últimos sondeos, la opción del "Sí" registra entre 55% y 66% de las adhesiones. El "No", apoyado por el ex presidente Álvaro Uribe, feroz opositor del proceso de paz, cosecha alrededor del 35%.

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"El mejor acuerdo posible", "¡Basta de guerra!", dicen los colombianos, a pesar de que muchos resienten hacer concesiones a las FARC, aún consideradas un grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, aunque esta última anunció su intención de suspenderla de su lista en apoyo al posconflicto.

"Esta es la oportunidad" de dejar de matarnos "por la ideas", dijo Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno en las conversaciones de paz. "Votar No creyendo que volvemos a corregir lo que queramos es una ilusión. Este es el mejor acuerdo posible", señaló.

El acuerdo, alcanzado tras casi cuatro años de arduas negociaciones en Cuba, fue sellado el lunes en una solemne ceremonia en Cartagena en la que el jefe rebelde, Rodrigo Londoño (Timochenko) pidió perdón a las víctimas, y el presidente Santos dio la bienvenida a la vida democrática a las FARC, en tránsito hacia ser un movimiento político legal.

Un asesor jurídico de las FARC en los diálogos de paz, el abogado español Enrique Santiago, consideró que el pacto de 297 páginas, que incluye desde desarrollo rural hasta participación política, servirá como "modelo".

"Por primera vez se ha situado a las víctimas en el centro", dijo al alabar un sistema de justicia que contempla mecanismos de judicialización a uniformados y también civiles que contribuyeron al conflicto.

Si se aprueba el acuerdo, unos 5.765 combatientes de las FARC, según cifras de la guerrilla, deberán concentrarse en 27 sitios del país para su desarme y posterior reinserción a la vida civil, un proceso de seis meses que será supervisado por las Naciones Unidas.

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A SOÑAR LA "PAZ COMPLETA" 

El pacto con las FARC es visto casi como el fin de la violencia fratricida tras la desmovilización de los paramilitares hace una década. Sin embargo, resta aún acordar la paz con el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), un grupo insurgente con unos 1.500 miembros armados, nacido al igual que las FARC en 1964.

Gobierno y rebeldes anunciaron en marzo su intención de instalar negociaciones formales, que no se han concretado porque Santos impone el fin de la práctica del secuestro. Según fuentes oficiales, esa guerrilla mantiene al menos tres cautivos en las selvas y montañas del país.

El ELN anunció una tregua unilateral para favorecer el buen desarrollo del plebiscito, que según el comandante rebelde Pablo Beltrán puede entenderse como un mensaje positivo ante un posible proceso de paz.

"Paz completa. Con imaginación y esfuerzo es ahora alcanzable", señaló el jueves en rueda de prensa en Bogotá el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, al instar al ELN a prorrogar su cese al fuego. "Y qué país será Colombia si lo logra alcanzar", añadió.

Con 48 millones de personas, la nación sudamericana es la cuarta economía de América Latina, pero carga con el estigma de ser el primer productor mundial de cocaína, un negocio que ha sido combustible de grupos armados ilegales. El acuerdo prevé combatir este flagelo, sustituyendo la coca por otros cultivos.

"Si se aprueba el acuerdo, es una apuesta hacia un nuevo país para las nuevas generaciones, que no tendrán que sufrir lo que han sufrido sus padres y abuelos en más de medio siglo", dijo Kyle Johnson, de la ONG de seguimiento al conflicto International Crisis Group.

Fuente: AFP-NA
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