La empresa surcoreana anunció la suspensión total de la producción de su último modelo. En Argentina, a través del comercio electrónico, se estima que se compraron es cantidad de equipos y se pelea por indemnizaciones a los usuarios

Samsung, líder mundial en telefonía móvil, anunció ayer la suspensión total de la producción de su último modelo Galaxy Note 7, debido a los riesgos de explosión de las baterías del aparato, abriendo una crisis en este gigante surcoreano. En Argentina, a través del comercio electrónico, se estima que se compraron unos 8.000 equipos.

'En la República Argentina nunca se vendió el Samsung Galaxy Note 7 por canales oficiales pero se estima que entre las compras en Chile, Miami y Uruguay más los sitios de Internet que lo ofrecían, hay unos 8.000 teléfonos en poder de argentinos que a partir de acá podrán reclamar la indemnización pertinente, lo que solo para nuestro país equivale a una indemnización global de 40 millones de dólares (600 millones de pesos)', afirmó el titular de la ONG Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino.

Posibles indemnizaciones

La ONG Defendamos Buenos Aires está liderando el reclamo en Argentina por el retiro de la venta del Galaxy Note 7. "Aquellos que compraron el Galaxy Note 7 en América Latina y pagaron desde 800 a 1.800 dólares, dependiendo del precio en cada país, están preparando una demanda colectiva ante los Tribunales del Estado de Florida, donde la empresa surcoreana ha constituido su jurisdicción judicial para Latinoamérica, exigiendo la indemnización por el monto pagado por el aparato, más los gastos inherentes a la falta de comunicación, el lucro cesante, el daño moral inherente por cargar con una 'cosa peligrosa' que podía estallar y/o prenderse fuego en forma espontánea, lo que equivale a cargar con un arma en el hogar, la oficina, viajes en avión y vehículos; más otros rubros como la pérdida por desilusión (la otra cara de la publicidad engañosa), que hizo que miles de personas creyendo adquirir y/o regalar el mejor teléfono del mundo, pasaron a comprar costosa y peligrosa basura electrónica. Todo este conjunto de sin sentidos que Samsung ocasionó en cada cliente nos permite llegar a la cifra en 5.000 dólares para cada afectado', indicó Miglino.

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La decisión de Samsung se produce tras una serie de incendios de las baterías de ión de litio, que se usan en aparatos que van desde ordenadores portátiles hasta aviones, pasando por los smartphones. Desgraciadamente, la reacción química que permite que funcionen las baterías también crea calor. Una sobrecarga del artefacto --o una carga demasiado rápida-- puede provocar fuego.

Samsung admite que algunas partes de la batería que nunca debieron entrar en contacto sí lo hicieron debido a un "muy inhabitual error en el proceso de producción". La carrera hacia mejores resultados para incrementar la autonomía de una batería, en un mercado muy competitivo, puede conducir a resultados inesperados. "Los fabricantes de smartphones intentan reducir el tamaño de estas baterías para hacerlas más finas" explica Hideki Yasuda, analista en el Ace Research Institute de Tokio. "Dado que las baterías generan energía mediante una reacción química, es difícil reducir el riesgo (de ignición) a cero", añade.

Antecedentes

Se han producido combustiones en diferentes productos tales como los ordenadores portátiles Sony Vaio, bicicletas eléctricas o incluso en componentes de los aparatos de aviones Boeing Dreamliner.

Cada año se producen millones de baterías de ión de litio, y la proporción de las que son defectuosas es pequeña.

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