Los candidatos Hillary Clinton y Donald Trump protagonizarán este miércoles el último debate camino hacia la Casa Blanca en las elecciones presidenciales en apenas 20 días, oportunidad que se presenta como la póstuma para convencer al electorado dubitativo sobre sus propuestas gubernamentales. Será en la Universidad de Nevada, en Las Vegas.
Ambos pasaron los dos encuentros anteriores con golpes bajos, acusaciones, chicanas, discusiones sobre la vida sexual y hasta amenazas de prisión que se convirtieron en estrategias mediáticas.
Antes de este choque fundamental, Clinton dedicó varios días a su preparación, al punto de mantener una muy ligera agenda de actos públicos para encerrarse en un hotel con un selecto grupo de asesores y auxiliares.
En la vereda de enfrente, Trump mantuvo una intensa agenda de discursos públicos y reservó apenas algunas horas de cada día para discutir con sus asesores próximos el contenido del debate.
En general, el promedio de los diversos sondeos realizados (que consideran el escenario nacional o la disputa en estados considerados claves) arrojan una ventaja de Clinton de entre cuatro y siete puntos sobre Trump, afectado por un video con acusaciones machistas que se conoció hace unos días.
Pero el magnate no quedó callado y cargó contra Clinton, al asegurar que las elecciones del 8 de noviembre estaban manipuladas para garantizarle una victoria a la candidata.
"La democracia, por definición, funciona por acuerdos, no por la fuerza. Yo nunca he visto en mi vida ni en la historia política moderna a un candidato buscando desacreditar el proceso electoral antes de que la votación tenga lugar", criticó el presidente Barack Obama, que de inmediato salió al cruce.
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