Raúl Castellanos, secretario de la Cámara de Expendedores de Combustibles, no lo confirmó pero ya instaló la inquietud del sector: "Si bien hasta ahora es una especulación, es posible un aumento en los combustibles. Las subas no se confirman hasta que se producen, pero faltaría un último tramo de un 8% que se aplicaría en noviembre".
En declaraciones a Radio 10, Castellanos puntualizó que "en lo que va del año, los combustibles aumentaron un 31%", a partir del "aumento del crudo y la devaluación".
A raíz del fuerte incremento, el dirigente reconoció que las ventas de las estaciones de servicio "bajaron un 5%" interanual y, además, "la gente pasó de las naftas premium a otros productos más baratos". "Este es un año de costos crecientes, entre los cuales tiene una incidencia muy fuerte el costo laboral", enfatizó.
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El último ajuste se produjo el 3 de mayo último y motivó una desafortunada frase del ministro de Energía: "Si el consumidor considera que el precio es alto, dejará de consumir". Por entonces comenzó a darse un fenómeno extraño: los argentinos cruzaban a Brasil y a Paraguay para cargar nafta más barata.
Las empresas dicen que los precios nunca recuperaron el valor previo a la devaluación de diciembre de 2015. Las petroleras tenían acordado con el Gobierno un aumento en los combustibles a aplicarse este mes, pero el Ministerio de Energía gestionó una rebaja en los costos (el petróleo crudo que compran para refina) y la suba quedó postergada para noviembre.
El 13 de agosto último el Gobierno firmó con las petroleras un acuerdo para congelar por 90 días el precio, que vencerá en los primeros días del mes próximo. YPF, Shell y Axion argumentan que sus costos están en dólares y que la devaluación les provocó un aumento del 50% en sus erogaciones.