Sin repetir y sin soplar, estos son los 11 que quedaron en la memoria de todo hincha de bien: Nery Pumpido; Jorge Manuel Gordillo; Nelson Gutiérrez, Oscar Ruggeri y Alejandro Montenegro; Héctor Enrique, Américo Gallego, Norberto Alonso y Roque Alfaro; Antonio Alzamendi y Juan Gilberto Funes.
Con el Beto como emblema, sí el mismo que seis meses antes había tatuado una pelota naranja en la historia de los superclásicos, la orquesta tenía director. Los goles tenían intérpretes: Ricardo Centurión, con siete, y Antonio Alzamendi, con seis, fueron dos de los máximos cinco anotadores del campeonato. Y atrás, los principales representantes de los gladiadores que sólo recibieron ocho tantos en los 13 partidos jugados fueron: Américo Rubén Gallego –que cortaba y limpiaba-, Nelson Gutiérrez –el uruguayo que había llegado con la experiencia del Peñarol campeón de América en 1982- y Oscar Ruggeri –el mismo que un par de meses antes había ganado el Mundial 1986-.
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Pero el del párrafo aparte –este párrafo- es Juan Gilberto Funes, el pibe de San Luis que se hizo Búfalo y marcó dos de los tres goles gallinas en la serie final ante los colombianos (2-1 en Cali y 1-0 en el Monumental). A los 38 años de edad, una deficiencia cardíaca se llevó al delantero "incontenible", tal como lo definió el Bambino. Lo que no pudo llevarse su corazón enfermo fue su legado.
Para que te vamos a contar cómo fueron los goles. Tomá, mirá, emociónate con el primer River campeón de América:
VUELTA