Tras una ardua lucha contra el cáncer, el cantante de cumbia argentino falleció este martes. Tenía 65 años. Perfil de un ídolo popular con una personalidad única.

A los 65 años y después de dar una dura pero íntegra batalla contra un cáncer de hígado, falleció Pocho La Pantera. Uno de los cantantes de cumbia más reconocidos del medio no logró superar una recaída que tuvo hace unas semanas y su corazón dijo basta. Pocho estaba internado en el IMAC y acompañado de sus familiares más cercanos. La Griega, su mujer, fue una de las personas que estuvo a su lado en todo momento y quien confirmó la triste noticia. Junto a su mujer también estaba Mariano, su hijo, y uno de los puntales en su vida.

El año pasado Pocho La Pantera sorprendió cuando desde su cuenta de Twitter anunció que le habían diagnosticado cáncer de riñón. El cantante tropical dijo en ese momento que iba a enfrentar la enfermedad con entereza y así fue que en cada una de las quimio que se realizaba, subía fotos a Twitter contando que la cosa venía bien. Después de un tiempo logró recuperarse y hasta se animó a grabar un nuevo tema. Pero hace quince días la cosa se complicó y por eso su mujer decidió internarlo en el Instituto Médico de Alta Complejidad (IMAC) donde estuvo hasta su muerte en la habitación habitación 108. La última aparición en los medios de Pocho fue a través de la red social de Twitter la que había tomado con un canal de comunicación con cada uno de sus seguidores que lo alentaban para que pudiera derrotar la enfermedad. Su público pudo verlo en acción el 12 de octubre cuando estuvo cantando y haciendo su show en un boliche. Esa fue la última aparición en los escenarios.

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Pocho nació en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1950. Si bien mantuvo su verdadero nombre bajo un estricto secreto, quienes lo conocían desde chico confirmaron que se llamaba Ernesto Gauna aunque él nunca quiso confirmarlo. Si bien era porteño de nacimiento él siempre se definió como “cordobés” ya que desde chico se radicó en esa provincia. Fue ahí donde mamó lo mejor del cuarteto y empezó a formar una carrera que lo tuvo en lo más alto pero que también lo llevó a los infiernos más profundos. Sus inicios con la música se dieron desde muy chico ya que comenzó cantando en los actos del colegio. Hijo de padres maestros, una noche su papá lo vio cantar en un bar donde había llegado después de escaparse del colegio y después de darle una golpiza lo hizo elegir entre el colegio y la música. “Yo siempre quise cantar y elegí jugármela”, le dijo. ¿El resultado? Una carrera extensa y repleta de hits...

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“El hijo de Cuca”, “Me dicen la Pantera”, “Comprale un choripán”, fueron algunos de los temas que lo llevaron a lo más alto. Tanto fue el éxito y la exposición que terminó pecando y cayó en el infierno de las drogas. “Es común que cuando un pibe que nunca tuvo un palo verde, y yo tuve más que eso, más la fama y todo eso, venga algún gil, tarado que te dice ‘probá esto que te va a hacer laburar más’, y vos que tenés plata, querés probar y te mandás el moco de tu vida. Le suele suceder a muchos como me pasó a mí”, dijo en una entrevista. Fueron años muy duros, donde perdió mucho dinero, amigos y prestigio. Pero logró ganarle a la droga y buscando refugio en la religión. “Visité médicos, los mejores, pero nadie me podía ayudar. Todo hasta que encontré una verdad en el Evangelio que me hizo libre”, dijo en su momento. Y no solo logró salir de las drogas, sino que encaminó su carrera y otra vez salió a cantar por los escenarios.

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Todo era felicidad hasta que el cáncer le dijo basta. Vivió a pleno, no se privó de nada y hasta se animó a salir en Twitter con una tanga y filmar una recordada publicidad con el Pocho Lavezzi. “No extraño nada del Pocho desaforado porque lo hice tanto que me asqueó. No estoy arrepentido, pero no lo voy a hacer más. Yo hice todas las cagadas más grandes y las más chiquitas... es así”, contó en una entrevista. Vivió a pleno, murió en paz, con los suyos...

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