Federico Delbonis arrolló a Ivo Karlovic por 6-3, 6-4 y 6-2 y selló el 3 a 2 en la final ante Croacia. Antes, Del Potro había ganado un partido inolvidable contra Marin Cilic luego de perder los dos primeros sets.
Con sabor a hazaña, Argentina obtuvo por primera vez en su historia la Copa Davis al vencer a Croacia por 3 a 2, como visitante, en la serie final.

El triunfo de Federico Delbonis sobre Ivo Karlovic, con parciales de 6-3, 6-4 y 6-2, le concedió al conjunto capitaneado por Daniel Orsanic el quinto y decisivo punto. En el punto anterior, Juan Martín del Potro había obtenido una victoria memorable por 6-7, 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3 tras cinco horas de partido ante Marin Cilic -número 6 del mundo-, luego de perder los primeros sets.

Así la Argentina logró por primera vez la Copa Davis luego de 95 años de sinsabores, cuatro finales perdidas y miles de historias cruzadas.

Esta temporada, con el retorno del tandilense Del Potro a partir de semifinales, la ilusión se transformó en realidad y los argentinos amantes del tenis finalmente se sacaron una espina que tenían atragantada.

Argentina consiguió este fin de semana en el Arena Zagreb algo que apenas dos países habían logrado: solo Rusia (2002) y Serbia (2006) levantaron la Ensaladera de Plata tras un 1-2 en contra en la final.

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Argentina llegaba obligada a la última jornada, donde Del Potro estuvo 0-2 abajo ante Marin Cilic, pero dio vuelta en forma heroica el encuentro para imponerse con parciales de 6-7 (4), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3, en cinco horas de juego en el Arena Zagreb.

Con la presión sobre su espalda, Delbonis demostró un temple y una madurez envidiable para superar al gigante Ivo Karlovic en tres sets (6-3, 6-4 y 6-2) y hacer estallar a los cuatro mil argentinos en el estadio, a los integrantes del equipo (incluido Leo Mayer, Guido Pella y el capitán Daniel Orsanic) y a todo un país que esperaba este logro deportivo.

Porque cada vez que la Argentina estuvo a un paso de conseguir la Ensaladera de Plata se destaparon problemas y críticas por las vanidades de los tenistas, que dejaban atrás lo meramente deportivo.

Pero este grupo, capitaneado por Orsanic, se bancó una temporada con cuatro series jugadas como visitante (Polonia, Italia y Gran Bretaña), consiguió proezas deportivas como la de la semifinal en Glasgow y forjó, desde lo psicológico y lo grupal, su principal fortaleza.

Orsanic, justamente, fue el reemplazante de Martín Jaite, quien dejó como legado un grupo golpeado, que se había salvado del descenso en Sunrise, Estados Unidos, frente a Israel en forma agónica.

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Del Potro, con sabor a hazaña

Dentro de un contexto complicado desde lo tenístico, fue Del Potro el que consiguió mantener
on vida la ilusión argentina al dar vuelta un increíble partido frente a Marin Cilic en cinco sets.

Cilic dominó desde un comienzo el partido, porque presionó desde el servicio, quebró a Del Potro en su primer game de saque en cero y quedó rápidamente 3-0 arriba.

De a poco, Del Potro -quizás con cansancio arrastrado de la victoria el viernes ante Ivo Karlovic y la derrota del dobles el sábado- empezó a sentir sus golpes y hacer daño. Tuvo cinco chances de recuperar el break en el quinto game, pero Cilic, como casi todo el partido, siempre tuvo respuesta para reaccionar y salvarlos.

Fue en el séptimo juego donde el tandilense iba a poder equilibrar el marcador, para llevar la definición del primer set al tie break. El croata mantuvo su plan de juego, evitando que Del Potro tomara la iniciativa, con un juego profundo a las bandas, para mover al argentino y obligarlo a trasladarse. Así se puso 5-0 en los "penales", para luego conseguir la primera ventaja con un contundente 7-4.

El segundo parcial mostró la confirmación de la supremacía de Cilic, quien quebró dos veces consecutivas el saque de la "Torre" de Tandil en el quinto y séptimo game, para estirar la diferencia y quedar a un paso de la Ensaladera de Plata.

El tercer parcial fue mucho más parejo, sobre todo porque Del Potro salió a quemar las naves, sabiendo que era su última oportunidad de mantener con vida a la Argentina.

Molesto, sin llegar a tener el dominio del juego, Del Potro intentó mantener viva la esperanza. Por eso tuvo dos puntos de break en el primer game de saque de Cilic, que el croata resolvió desde su servicio.

La cabeza fría fue el principal mérito del tandilense, que atacó en el duodécimo game, no se dejó llevar por la atmósfera y logró un quiebre vital para quedarse con el set.

Era estremecedor el aliento de los argentinos, pero todavía faltaba una eternidad. Del Potro lo sabía, pero se había amigado con su juego y empezó a encontrar las debilidades de Cilic. Hasta que en el décimo game aceleró la devolución sobre Cilic y se quedó con el set, para igualar la historia.

Para ese entonces, Del Potro tenía una confianza sobredimensionada con su derecha invertida, uno de sus mejores golpes, pese a los calambres se desplazaba por el court y hacía daño cada vez que se lo proponía.

El arranque del quinto set fue otra vez cuesta arriba, porque todo parecía complicarse con el quiebre inicial de Cilic, pero Del Potro recuperó enseguida y a partir de ahí manejó los tiempos de partido, soportó los games en los que Cilic estaba intratable con su primer servicio, y esperó su momento, sabiendo que iba a llegar.

La definición fue a lo grande: el tandilense mantuvo en cero su servicio y abrazó un triunfo que por contexto y desarrollo quedará en el pedestal de su carrera.

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Delbonis, perfecto

Así las cosas, toda la presión recaía sobre Delbonis, que tenía enfrente a un Karlovic que había regresado en esta seria al equipo croata, luego de varios años de ausencia.

Pero pudo abstraerse de todo, centrarse en su juego y desenfocar a Karlovic con su pasividad, tranquilidad y confianza.

Hizo el partido perfecto, no se desenfocó cuando Karlovic lastimó con esos saques por encima de los 200 kilómetros por hora y aprovechó para atacar en los momentos justos de cada set.

El primer golpe fue en el sexto game, dentro de un trámite donde se mostró muy seguro con su servicio y sólido en el juego de fondo.

El azuleño, que no jugó ningún punto en la semifinal en Glasgow y parecía con menos chances que Leonardo Mayer y Guido Pella en la previa, mostró un carácter insospechado para semejante desafío.

Esa ventaja inicial le dio muchísima más confianza al azuleño, que mantuvo domado al siempre peligroso Karlovic.

Así, en Zagreb, y con un héroe tan discreto como Delbonis, Argentina escribió la página inconclusa de su rica historia en el tenis.

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