La visita armó una fiesta en el Monumental: ganó 4 a 2 en un partido memorable y es el nuevo líder del campeonato. Carlitos, en la actuación más destacada desde su regreso, convirtió dos goles -uno de antología- y dio una asistencia. Bou y Centurión señalaron las conquistas restantes. Driussi y Alario hicieron los tantos de River, que se desinfló en el segundo tiempo y sumó preocupaciones de cara a la final de la Copa Argentina.
Con Carlos Tevez como emblema a partir de una actuación que será recordada por mucho tiempo, Boca consolidó su gran momento y se dio el gran gusto al vencer a River por 4 a 2 en el Superclásico jugado en el Monumental, por la 13° fecha del torneo de Primera División.

Como rúbrica soñada del triunfazo, que significó el tercero al hilo en clásicos (en las dos jornadas anteriores había superado a San Lorenzo y Racing), Boca se quedó con la punta del campeonato a razón de la caída de Estudiantes en su visita a San Martín de San Juan.

Walter Bou (PT 13m.), Tevez (ST 16m. y 36m.), en dos ocasiones, y Ricardo Centurión (ST 48m.) señalaron los goles de Boca, que fue un merecido ganador porque, además de gozar de la inspiración de su estrella, siempre estuvo filoso en ofensiva y no se apichonó ante la adversidad. Sebastián Driussi (PT 33m.) y Lucas Alario (PT 39m.) convirtieron para River, que no supo capitalizar la ráfaga que le había permitido revertir la desventaja inicial, se desplomó con el devenir del encuentro y sumó preocupaciones de cara a la final de la Copa Argentina, el próximo jueves, frente a Rosario Central.  

PICANTE ARRIBA

Boca se acomodó mejor al partido y a sus circunstancias desde el vamos. Bien parado y con una conducción magistral de Tevez, la visita impuso condiciones en el primer tramo del Superclásico. Porque River tenía la pelota, pero no lograba lastimar y, cuando la perdía, dejaba grietas a espaldas de sus volantes. Boca, con menos tiempo de posesión, jugaba el partido que le convenía, se mostraba muy incisivo y metía miedo en cada contragolpe.

El equipo de Guillermo Barros Schelotto ya había dado un aviso -un mano a mano que Augusto Batalla le tapó a Cristian Pavón, quien corrió mal hacia la zona de impacto y fue restándose solo posibilidades para la definición- cuando llegó el primer gol. Tevez dibujó una maniobra de gran jerarquía: recibió la pelota, levantó la cabeza, hizo una pausa y dejó que las piezas se movieran, hasta que aceleró y le puso un pase genial a Bou, que fue inteligente para capitalizar un mal movimiento de la defensa rival y superó a Batalla con un remate mordido.

JUGADÓN DE TEVEZ Y GOL DE BOU PARA EL 1 A 0


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La tónica no varió en los minutos siguientes. Boca estuvo a tiro del segundo en un par de situaciones mal resueltas. Y de repente River, que estaba para el cachetazo, que no solucionaba los desacoples en una zona que era muy bien explotada por Tevez, revivió en cinco minutos de efectividad total: primero Driussi, con una volea tras un mal despeje de Gino Peruzzi, y enseguida Alario, con un cabezazo bárbaro tras un centro frontal de Jorge Moreira, alcanzaron un 2 a 1 impensado. Andrés D'Alessandro fue clave en la levantada local: a pura fe, armó la jugada del empate y fue contagio permanente en momentos en que el local amagaba con flaquear.

LA ARMÓ D'ALESSANDRO, PERUZZI FALLÓ Y DRIUSSI EMPATÓ CON ESTA VOLEA

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CENTRO DE MOREIRA, CABEZAZO DE ALARIO Y 2 A 1


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EL JUEGO DEL ERROR

En el partido anímico, River estaba en gracia ante un Boca que parecía desahuciado: la visita se había puesto en ventaja y había generado varias situaciones para ampliarla, pero en un pestañeo pasó a estar abajo en el tanteador.

En ese contexto, ambos exhibieron las mismas virtudes y los mismos defectos. Los dos números 10 marcaban la diferencia, y en ambos bandos había intérpretes defensivos con una prestación muy deficitaria, especialmente el ecuatoriano Arturo Mina en River y Gino Peruzzi en Boca. Algo ya estaba claro a esa altura: era un partido de individualidades, para bien y para mal. Cada acierto y cada falla en las zonas calientes resultaría determinante.

CAMBIANTE

Falló Lucas Alario en una acción que hubiese significado el 3 a 1 para River. Falló Marcelo Gallardo al sacar a su mejor valor, D'Alessandro, cuando lucía enchufado, faltaba más de media hora para el final y el desarrollo ya era una metamorfosis permanente. Hasta que falló Augusto Batalla y llegó el empate a través de Tevez. Todo volvía a cambiar otra vez.

ERROR DE BATALLA Y TEVEZ APROVECHÓ PARA EL 2 A 2

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Ya era un partidazo, el mejor Superclásico en muchos años. Ya Boca había vuelto a tomar las riendas y tenía las mejores perspectivas de cara el final. Ya River se había desinflado. Ya era la mejor actuación de Tevez desde su regreso a Boca, pero faltaba todavía la obra cumbre, que llegó con ese delicioso disparo del crack xeneize para el 3 a 2.

TEVEZ Y UN DISPARO MEMORABLE: GOLAZO

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River se quedó sin argumentos colectivos e individuales para cambiar la historia. Falló Iván Rossi con un cabezazo inoportuno hacia atrás, falló nuevamente Batalla con otra salida inapropiada, y Ricardo Centurión no perdonó: 4 a 2 y fiesta xeneize.

CENTURIÓN LO LIQUIDÓ EN DOS TIEMPOS

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LAS ESTADÍSTICAS DEL PARTIDO

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