Persiste la decisión de no cumplir el contrato y ante el pedido de resarcimiento de los clubes buscan una salida armoniosa: una cifra que salde las obligaciones de diciembre y enero para que la asamblea la apruebe.

Un matrimonio puede separarse de hecho, pero no está divorciado hasta que el trámite lleve la firma del juez. Exactamente lo mismo sucede con el Fútbol Para Todos: las partes que la componen están en conflicto y deciden romper el vínculo, pero hasta que no se acepten los términos de rescisión del contrato que los une, cada parte tiene que asumir sus obligaciones, tal cual están establecidas.

Si no aparece un tercero para establecer un nuevo vínculo que la Asamblea de AFA valide, el Gobierno tendrá que abonar en 2017 las cuotas por televisación y el 3 de febrero cumplir con la grilla de pantallas para transmitir la continuidad del actual torneo tras el receso. Eso, o lo que comenzó a tejerse ayer en la Casa Rosada junto al comité normalizador y los clubes que tratan los derechos audiovisuales: una suma de dinero que será tomada como resarcimiento.

Eso negociaron ayer Javier Medín y Armando Pérez (por el comité normalizador), Darío Richarte -Boca-, Marcelo Tinelli, Víctor Blanco, Nicolás Russo (por los clubes de Primera) y Fernando Marín junto a Fernando De Andreis (Gobierno) y según lo que los involucrados se esmeraron en trascender, con saldo positivo.

Los clubes esperan 350 millones de pesos por la cuota de diciembre de los derechos de televisación. Esa cifra la iba a pagar AFA con recursos propios que se generarían a partir del recupero de deuda de las entidades con la asociación. Fue el acuerdo que levantó el paro del Ascenso y mediante el cual la administración de Mauricio Macri adelantó el monto previsto para 2016, dejando claro que quedaban exentos de cualquier desembolso para este año.


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Pero el casillero de la AFA suele llevar al punto de partida. La caja de Viamonte no tiene el monto esperado esa cifra saldría -paradójicamente- del Estado. No en concepto de pago regular de derechos, sino como llave de salida del programa. Parte del resarcimiento por no continuar hasta 2019. Negocian además, otro monto para enero.

Ese tiempo, y esa plata, servirá de mucho: el bloque que conforman el Ascenso y el Interior pretende la continuidad del programa y que, en todo caso, el próximo presidente sea quien se ocupe del asunto. Pero, si los números lo convencen, podría aprobar en la asamblea los términos de rescisión del contrato, ya que cuentan con la mayoría hacerlo.

Y ahí está la otra batalla que se juega en simultáneo. La de la representatividad: los grandes son incapaces de tomar decisiones, porque quien decide -por una cuestión de mayoría-, es la alianza del Ascenso e Interior. El estatuto y la representatividad, es el otro frente de conflicto abierto que no permite que ninguna historia de AFA se cuente por separado.

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