Muy flojo fue el primer tiempo del elenco albiceleste. Las imprecisiones estuvieron a la orden del día e, indudablemente, padeció en gran medida el pésimo estado en el que se encontraba el campo de juego.
Los peruanos, cediendo la iniciativa pero sin perder el orden, esperaron acurrucados el momento para encontrar mal parados a un rival que, por historia y jerarquía, tenía la obligación de salir a buscar la victoria desde el vamos. Y fue así como tras un remate de Roberto Siucho que se desvió en Juan Foyth, encontró conseguir ponerse arriba en el marcador en su primera aproximación.
Argentina nunca pudo reaccionar. Aunque tuvo el control de la redonda, careció de ideas como para llevarle peligro a Carlos Gómez, que terminó siendo un espectador de lujo. Las mejores aproximaciones fueron un cabezazo de Cristian Romero que se fue afuera, y un remate de media distancia del mismo defensor que también se perdió por la línea de meta.
Los dirigidos por Fernando Nogara, cuando se lo propusieron, se las ingeniaron para coquetear con el segundo. Fernando Pacheco vio adelantado a Ramiro Macagno y de larga distancia le sacó chispas al palo derecho. Y luego Adrián Ugarriza, filtrándose por entre los centrales, exigió la intervención del arquero nacional.
En el complemento el elenco de Claudio Ubeda levantó su nivel y metió contra su arco a los incaicos, que prácticamente no cruzaron la mitad de la cancha y se dedicaron a defender la ventaja, olvidándose del partido y haciendo tiempo cada vez que encontraban el momento adecuado.
Para colmo, en los últimos diez minutos, cuando el DT ya había dejado tres en el fondo en su afán de al menos alcanzar el empate, Romero se fue expulsado, dejó con uno menos a Argentina y todo daba, la sensación, llegaba a su fin.
Los de Racing la armaron
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