Hembra, Vivir y Morir en un país de Machos cuenta la historia de la controvertida vedette. Sus diferencias con Flor de la V, el vínculo con Maradona y las peleas con Mirtha. La misteriosa de bajo perfil

El nombre que figura en el padrón o en el documento de identidad sólo sirve para ciertos trámites. Mi nombre esencial es Cris. Cris Miró. Porque es el que siento. Con ese nombre se llega a mi amistad y a mi corazón". La cita corresponde a Hembra, Vivir y Morir en un país de Machos, el libro que escribió el periodista Carlos Sanzol y que se interna en la vida del primer ícono trans de la Argentina.

l ¿Fue distinta a la que imaginabas?

-Sí porque detrás de su personaje con toda la pinta de glamoroso, me encontré con una historia bastante trágica. Todos me hablaban como algo misterioso que guardaban y ponían el acento en su tristeza. Pasaron muchos años y me encontré con entrevistados que sentían cierto dolor que no podían cerrar. Pensá que su muerte fue abrupta, en tres días. Algunos recién al final supieron que estaba enferma.

l ¿Como un estigma?

-Cris luchó mucho para ser aceptada, no sufrió discriminación en un sentido explícito, aunque estaba en el aire. Su modo para sentirse reconocida fue mostrarse perfecta, evitar los escándalos. Todo ese esfuerzo por sostenerlo como sea, terminó haciéndola bajar los brazos.

l ¿La ubicás entre Batato (Barea) y Flor (De la V)?

-Batato era un poco más intenso y Florencia viene con la onda más capocómica, familiar. Cris era como un putón patrio, más vedette al estilo de Alejandra Pradón. Batato era más ácido, antisistema. Cris no tenía que ver con ninguna de las dos.

l ¿En tu libro Mirtha suena como malvada?

-Ella fue la encargada de llevar estos temas a la mesa argentina del mediodía. En el 91 armó una sobre homosexualidad, entonces un tema tabú y por supuesto los medios la mataron al aire. En esa época cualquier pregunta dirigida a Cris la dejaba como bicho raro.

l Muchos la llamaban con sorna el odontólogo o la travesti de Diego Maradona...

-Fue todo un tema el de Maradona, le preguntaban por él todo el tiempo, pero no quise que el libro fuera por ese lado, aunque el tema obligaba a no eludirlo. Muchos hablaban de su vínculo. En el discurso de él, fueron amigos. Vanessa Show, que era la depiladora de Cris en ese momento, confirmó en Intrusos una supuesta relación.

l ¿Y con sus estudios?

-Con el tema de ser dentista, siguió el mandato familiar, el hermano era médico. En el 87 fue el primer registro que tuvo en la facultad y en el 99, todavía le faltaban dos materias. Fue una estudiante eterna. Vi su libreta universitaria y tenía 4, 5, quizás un 6, iba zafando aunque la carrera no tenía nada que ver con ella. Llevaba una vida diurna de ambo y pelo atado, como chico/chica y de noche era Cris, una mujer inalcanzable.

l ¿En qué sentido?

-Con su metro ochenta y cinco y flaca, todos quedaban preguntándose quién es esa amazona. Siempre quiso ser mujer y famosa, pero le costó porque ser travesti tenía que ver con ser marginal, con prostituirse. Por eso fue retardando ese proceso. Finalmente se opera en el 97 y muere en el 99. Solamente dos años pudo ser una chica trans.

l ¿La imaginás yéndose a EE.UU. para adoptar chicos?

-Te diría que no, una de sus amigas, Cinthia, me dijo 'nunca me habló de querer casarse, pero sí que se veía como productora de espectáculos'. Tal vez tenía que ver con los tiempos. Antes nadie hubiese imaginado a una travesti adoptando.

l ¿Hubiese existido Flor sin Cris?

-Florencia tenía más rapidez verbal, algo de lo que carecía en Miró. Tampoco tuvo atrás un productor como Juanito Belmonte que educó a Miró con la vieja escuela. La vedette inalcanzable, misteriosa. Cris nunca fue escandalosa, trataba de no meterse en el barro. Dudo que hubiera una diáspora por otra travesti. Cris le abrió la puerta a todas.

l ¿Y a Florencia?

-Flor no se imaginaba eso, de hecho cuando vuelve de Miami donde pensaba irse a vivir, fue un productor en una disco que en medio de sus trámites le dice estamos buscando el reemplazo para Cris porque está enferma. Flor acepta porque era más buscavida, con 19 años podía ver EE.UU. como otra cosa, no tenía nada planeado.

l ¿Cuándo pensaste que su vida podía ser un libro?

-Cuando entrevisté al hermano en 2010 me dije acá hay un libro. Terminé de hablar con él y me quedé pensando que había una historia dolorosa, una tragedia. No quise hacer una recolección de anécdotas si no buscar un hilo conductor asociado con la discriminación. La cita de Milan Kundera habla un poco de eso. Ninguno tiene la vida que quiere, si no la que se va dando, es como un borrador.

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