Sorpresivamente, cuando se vivían los últimos capítulos del año anterior, el jugador que había regresado a Boca para transformarse en referente de un equipo que logró su puesta a punto justamente en ese tramo del torneo, anunció que emigraba a China. El castillo de naipes de ilusión que se había levantado en torno a esa respuesta de un
Boca equilibrado y contundente, pareció venirse abajo. La incertidumbre, que creció detrás de la imposibilidad de encontrar un jugador con características similares que pudiera llegar como refuerzo, obligó a dirigencia y cuerpo técnico a imaginar una alineación que hiciera frente a su ausencia en base a méritos propios de los que están.
Y esa aventura inició Boca en la noche del sábado, donde enfrentó a Estudiantes, le ganó con claridad y ofreció pinceladas claras muy parecidas a las que había utilizado. Curiosamente, Ricardo Centurión, que aceptó calzarse la tan pesada camiseta número 10, no sólo se vistió como Tevez, si no que también fue el abanderado de los ataques.
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Un Tevez genial guió a Boca en el mejor Superclásico de los últimos añosLa visita armó una fiesta en el Monumental: ganó 4 a 2 en un partido memorable y es el nuevo líder del campeonato. Carlitos, en la actuación más destacada desde su regreso, convirtió dos goles -uno de antología- y dio una asistencia. Bou y Centurión señalaron las conquistas restantes. Driussi y Alario hicieron los tantos de River, que se desinfló en el segundo tiempo y sumó preocupaciones de cara a la final de la Copa Argentina.
Gestó a pura habilidad el primer gol, obligó al rival a cometerle muchas faltas, tuvo pasajes brillantes en el que se le hizo muy difícil a los defensores del Pincha quitarle la pelota y, transitando por distintos sectores del campo, siempre empujó a su equipo para adelante.
El ensayo de Boca, el primero del año, fue muy satisfactorio. Para resumir el concepto de este análisis, la frase que mejor queda es: Boca no extrañó a Tevez. Sí tuvo cosas para corregir en el circuito de ataque pero la idea, entre conceptos conocidos y nuevos desplazamientos, mostró a un equipo saludable, ordenado por el criterio de Gago, impulsado por la dinámica del pibe Solís, ganando autoridad desde el trabajo de Pablo Pérez y con la permanente cuota explosiva de Centurión para forzar el desequilibrio, aprobó el primer parcial de un verano que será el examen de ingreso a la nueva temporada.
Un dato para sostener esta afirmación: enfrente estaba Estudiantes, el equipo que mandó a fuerza de una sorprendente racha de triunfos consecutivos la primera parte del torneo, que presentó la base titular, con apenas algunas ausencias: Braña, Viatri, Ascacibar y, "su cara nueva", Verón.
La imagen de Boca no mermó. Centurión se vistió de Tevez y jugó de Tevez; más aún, hizo que nadie notara su ausencia ni permitió que brotara la nostalgia.
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