Por LULY VITCOP
2010 es un año para no olvidar para Martina Gusmán. Acaba de debutar en dos unitarios en televisión bajo las órdenes de otros directores y no de su marido, el director Pablo Trapero, y en cine, después de casi diez años de trabajo intenso, por primera vez encabezó la taquilla con un protagónico junto a Ricardo Darín con la película Carancho, con más de 700 mil espectadores, que esta semana lanzó su versión en DVD. Para el año próximo (o quizás a fines de este año) le llegaría otro debut en la pantalla chica pero en el formato de tira con una comedia romántica que está armando Sebastián Ortega. Tímida, introvertida, talentosa. Después de su trabajo en Leonera (2008), premiada en Cannes, muchos productores comenzaron a fijarse en ella. Pero Martina se tomó su tiempo para aceptar propuestas para la pantalla chica. Siempre junto a su esposo -con él en 2002 fundaron la productora cinematográfica Matanza Cine- volvió a encabezar el último de sus films, Carancho. Con la tarea de promocionar Carancho en formato de DVD para los amantes del género policial negro, la actriz contó que “el DVD viene con una serie de sorpresas, trae muchos spots de trailer. En fin, se trata de una edición especial de la película”. En cuanto al éxito de la película, Martina sostuvo: “Siempre es difícil saber lo que la gente quiere. Igual, de la película creo que gustó esa mezcla de género policial noir con contenido social en el marco de una historia de amor. Pero por sobre todo y como siempre en cada película, Darín se puso la camiseta y esa química se transmite al público”. Increíble pero real, Martina confesó que hasta principios de este año en su casa no tenía cable. Lo puso cuando comenzó con un pequeño por fuertísimo papel en el unitario Para Vestir Santos, cuyo personaje vivió una historia de amor lésbico con una de sus protagonistas, Celeste Cid. “No soy buena consumidora de televisión. Sí suelo ver una película detrás de otra. Creo que hay público para todo, aunque es cierto que la oferta mayor se llevan los noticieros y los programas de entretenimientos. A cualquier actor le gustaría que haya más ficción”, se animó a opinar Martina del tema, pero no quiso ahondar en la materia. Un mundo nuevo se abre para Martina en la televisión. Semanas atrás la actriz fue una de las protagonistas de uno de los capítulos del unitario Lo que el Tiempo nos Dejó, La Ley Primera. “Me interesa mucho explorar cosas nuevas en la actuación. En los dos proyectos que participé hubo una evaluación previa sobre el personaje, el estilo y tratamiento cinematográfico de la ficción”. En ambos papeles, Martina contó que quedó muy satisfecha. En Para Vestir Santos la convocaron para seis capítulos y terminó actuando en doce. Su papel lésbico pegó en la audiencia. Y algo parecido le ocurrió con Ortega, quien primero la llamó para retratar uno de los períodos más oscuros de nuestra historia con La Noche de los Bastones Largos y con quien inmediatamente después grabó un piloto para la comedia romántica que protagonizarán Carla Peterson y Leo Sbaraglia. A lo que la actriz se encargó de aclarar una y otra vez: “No hay contrato firmado, sólo grabé un piloto”.
El juego de la fama
Martina Gusmán es una actriz que nació en el cine y para la televisión prefirió esperar. En la pantalla chica, sin embargo, los pasos que está dando los hace lejos de las órdenes de su marido: “Por ahora con Pablo no hay proyectos para televisión abierta en ficción. En cambio, sí hay un proyecto presentado ante las autoridades del canal de cable Encuentro para la realización de una serie de documentales relacionados con temas sociales. Mi aporte sería en el rol de la producción y de la voz en off”. Dos papeles le otorgaron fama por sus interpretaciones. Primero Leonera, en la que se puso en la piel de una reclusa que se convierte en madre en prisión. Junto a Trapero retrataron un mundo violento con códigos tumberos y relaciones homosexuales. En Para Vestir Santos con el personaje de Cid interpretó a una lesbiana que intentó armar una relación seria y despegarse de otro amor enfermizo. Después de estos papeles osados tanto en cine como en televisión, Martina colocó cable en su casa, sólo veía películas por DVD, y se prestó a posar en algunas revistas del corazón. Pero siempre conservó su perfil bajo y dejó bien en claro: “No me acostumbro al éxito. Siempre estoy expectante y tengo los mismos temores respecto a la repercusión en la gente. En cuanto a la fama soy muy tranquila y sé que es parte de este juego”.

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