Anahí Cao viene de una familia literaria, puesto que su padre, Omar Cao también es un escritor de La Matanza, quien en su momento fundó una editorial. "Esto hizo que siempre me codeara con las letras y la música. Creo que fue el elemento que me transmitió el amor por la poesía", define Anahí, quien nació en Buenos Aires.
Ediciones impresas
En su carrera, la poetisa de Villa Luzuriaga lleva cuatro libros editados, todos, claro, de poesía. Umbra fue el primero, en 1997. Luego siguió Puentes Rojos (2011), más tarde, en 2013, apareció Territorio y, un puñado de semanas atrás, nació Ciclo Lunar.
Anahí Cao no sólo dedica su tiempo a escribir poesía. El mundo de las letras la tiene como protagonista en otros flancos. Es que es profesora en letras en escuelas de enseñanzas media de Laferrere y de La Tablada y en el penal de Virrey del Pino, en donde ejerce la docencia con un grupo de unos 20 profesores, quienes les dan clases a jóvenes privados de la libertad.
Cuando es momento de pensar, de dejar que la filosofía invada e invite a descubrir distintas sensaciones en la arena de las letras, Anahí Cao disfruta en casa frase que arma a través del pensamiento en máxima pureza. "La escritura sale de las impresiones más profundas", sostiene y agrega: "Tomo, por ejemplo, los casos de la dictadura y de la guerra de Malvinas. A través de la escritura uno exorciza y saca el dolor de adentro".
Cada poeta, cada escriba tiene bajo del brazo su librito, su forma para encarar ese desafío que significa volcar sensaciones, pensamientos, historias, vivencias en un papel. La poetisa matancera asegura que "escribo cuando hay tranquilidad en uno mismo". Pero, hay más para desarrollar sobre el tema...
"Claro que a veces puede sonar contradictorio, ya que sostengo que escribir rompe con la tranquilidad", entiende. Y enseguida explica lo que sucede cuando se sienta a crear en medio de la quietud. "Es que salen bocanadas de ideas y pensamientos que lleva a la ruptura de esa paz que dominaba cuando uno decidió ponerse a escribir".
Asimismo, plantea que la poesía, entre otras cosas, invita a entender por qué apasiona lo que vivimos, pero, a la vez, expresa: "No sé bien de dónde nace esa intención de ponerse a escribir en un determinado momento, pero sospecho que sale desde el amor, la tristeza, la felicidad, la angustia o de una conjunción de todas y/o de algunas con otras".