Perdón Chocolatito González.
El nicaragüense es un crack, merece ir montado a babucha de ambos, pero sutilezas del boxeo lo desplazan a la hora de quedarse con los dos mejores, y más especialmente, con uno.
Chocolatito ganó merecidamente su pelea ante el mexicano Carlos Cuadras, despojándolo del supermosca CMB, pero fue en pelea pareja, donde según lo que privilegiara cada juez lo pudieron haber visto ganar quienes valoraran la cantidad de golpes y la técnica, o perder quienes ponderaran la eficacia (efecto de los golpes), que en este caso se tradujo en huellas del combate, como tumefacciones, heridas, hinchazones, etc. Es decir, constataciones visuales.
Y lo habrán visto empatar quienes hayan hecho un balance entre ambas.
La pelea se desarrolló en el terreno que más convenía a Cuadras, dado la guapeza del Chocolatito que no quiso especular, pese a ser el más débil en físico, fuerza y reciedumbre. Y aún así no defeccionó.
Pero cuesta mantenerlo en ese sitial tras una victoria por puntos tan pareja, donde bajó del ring con el rostro desfigurado por los golpes de Cuadras, con los ojos semicerrados, pómulos hinchados y nariz sangrante, mientras su rival estaba casi limpito. Cuesta.
Distintos son los casos de GGG y Canelo.
Tanto uno como otro recibieron lo suyo, pero definieron su combate antes del límite, con espectacularidad uno, con contundencia el otro, pero ambos dejando imagen de Terminators indestructibles, aunque no invulnerables.
Pero ninguno se la llevó de arriba. GGG por parte de un welter como el inglés Kell Brook, que le pegó mucho y bien, y lo hizo zapatear más de una vez, aunque su rostro ni se enteró. Su ánimo tampoco, y su temperamento creció en esos momentos, como si se alimentara a golpes y le activaran una 6ª marcha, que nadie posee hoy en día.
Canelo por parte de otro británico, un superwelter hecho y derecho como Smith, que pese a arriarlo durante 3 rounds enteros y ponerlo contra las sogas castigándolo casi a voluntad, ni lo movió. Y hasta parecían rebotarle las manos como si dieran contra un airbag que cubría al azteca.
Es más; su rostro hasta recuperó lozanía, y pareció mucho más radiante tras el final, como si los golpes le hubiesen generado un efecto lifting.
La pregunta es: ¿hubiese aguantado en pie Golovkin si quien le pegaba así hace dos semanas era el Canelo?
¿Y hubiese quedado tan lozano y firme el azteca, si quien le martillaba la cara el sábado fuese el kazajo?
Los dos recibieron mucho, o mejor dicho, "TODO" lo que le tiraron, sin atinar a esquivar ninguna. Los dos se burlaron de la palabra defensa, despreciando las que venían, pensando sólo en las que iban.
Pero el Canelo además se vio obligado a definir y también a defenderse con una sola mano –la izquierda- porque la diestra se le fracturó en el 3º (el pulgar).
Sin embargo él prefirió usarla para atacar y defenderse con el cuero.
Así fue –con la izquierda- como estropeó el sector derecho del rostro de su rival, y luego lo partió en dos con el hook a la zona baja, primero la frontal (hígado-diafragma), luego la lateral (riñones-hígado), siempre con técnica heterodoxa, porque abrió su brazo como para tirar un cross o un swing, cuando los libros aconsejan lanzar el hook con el codo pegado al cuerpo, como si se estuviese apretando un diario sin que se caiga.
Entonces viene la otra pregunta: ¿quién se impondría en este duelo, de hacerse a fines del año que viene, como parece? ¿El que más pega o el que más aguanta?
Y una más, de yapa: ¿quién pega más? ¿Y quién aguanta más?
La idea que subyace es que pega más Golovkin, y que aguanta más Canelo. Pero una vez puestos a lidiar, ¿cuál de las dos características se impondrá, y en qué momento del combate? ¿Lo hará quien primeree al otro?
Como pocas veces, contrariamente a lo que suele suceder en el boxeo, donde la AIBA y el CMB, o los demás organismos internacionales, son la lucha entre El Guasón y El Pingüino, ésta es la lucha
entre Batman y Superman.
Quizás se imponga el más astuto, el más inteligente, el más estratega. ¿Pero qué saben ellos de eso? ¿Quién tendrá menos orgullo como para permitirse usar ese recurso?
El análisis hace llegar a la conclusión que las circunstancias pueden favorecer al que lo deje de lado y posea la humildad de apelar a un elemento que pocas veces debieron usar en sus carreras.
Una cosa es cierta: al Canelo le permitirían menos eso que a GGG. Sus muchos detractores no verían con buenos ojos que especule, aunque naturalmente se supone que irá de contra, porque GGG suele hacer lo contrario.
El equipo del mexicano –según afirman- hizo una oferta al del kazajo triplicando la anterior, o la última bolsa. Y será Golovkin quien ahora deberá aceptar o no, con la pelota en su cancha. Pero mientras éste acumula años de los que pesan, el azteca acumula bronca.
Su bronca tiene que ver con convencer de una buena vez a los suyos, que lo desprecian por no considerarlo de raza por su color de piel, y porque siempre es quien debe adaptarse, o demostrar.
Le pasó con Mayweather, lo cual decantó en la peor pelea de su campaña, obligado a dar un peso inhumano para él. Lo mismo que quizás le hubiese pasado a Floyd si subiera a mediano para enfrentar a cualquiera de los dos, y eso que siempre es más fácil subir que bajar, cuando la naturaleza no lo permite.
Entonces, vayan pensando sus apuestas, haciendo sus análisis, clarificando preferencias y calculando mediciones. ¿Batman o Superman? ¿Van Damme o Rocky? ¿Rambo o Duro de Matar? ¿Bruce Lee o Steven Seagal?
Ídolos o superhéroes, nunca en las películas se enfrentan, pero en boxeo es posible. La diferencia es que sólo hay lugar para uno de los dos.