Una vez más, fieles de todo el país se acercaron al templo de Liniers para venerar, pedir y agradecer a San Cayetano, que hoy festeja su día. Aseguran que este año llegarán muchos más.

U na vez más los fieles se acercaron para venerar, pedir y agradecer a San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo. Como cada víspera al 7 de agosto, los creyentes pasan frío, toman mate y se tapan con frazadas mientras esperan que sea el momento de pasar a la iglesia, saludar al santo y recibir las bendiciones del padre.

Hasta antes de la medianoche, la larga hilera de personas ocupaba las siete cuadras que separan la puerta del santuario con la cancha del club Vélez.

Los cientos de feligreses esperaron riendo y conversando entre sí. “Este año vinieron muchos más desde temprano”, comentó Dorita. Con su saco gris y sus anteojos redondos esperaba para ingresar junto a su grupo. Allí, primeras, esperaban para que dieran las doce y ver los fuegos artificiales que año a año anuncian la llegada del 7 de agosto.

La visión de la mujer con respecto a la cantidad de personas que se acercaron se repitió de manera constante entre los consultados. “Esta vez la fila va a llegar mucho más lejos y mañana va a ser peor”, se aventuraba Carlos, de 54 años, mientras cebaba uno de los mates a su compañera. Esta vez se acercaron mucha más personas a pedir por trabajo. Y esta realidad, apoyada en la fe, puede ser cotejada con los fríos números de la estadísticas.

A mediados de junio, el INDEC reveló a través de un informe que el desempleo se ubicó en el 9,1% en el primer trimestre de 2018. A un paso de alcanzar las dos cifras, el número se mantuvo cerca del porcentual con el que cerró el año pasado.

Esta falta de trabajo, tal cual sostuvo el ente, golpeó a más de dos millones de personas. De esta forma, al contrastar los números con lo ocurrido en la calle se entiende el crecimiento de la masa que se apoyó en la fe para pedir por trabajo. Sin embargo, los pedidos no fueron los únicos protagonistas.

Con estampitas, carteles y velas, en otros casos se acercaron para manifestar el agradecimiento por la salud y para cumplir promesas realizadas.

En el medio de esas situaciones se encontró, por ejemplo, Gustavo que -junto a varios amigos- preparaba asado y hamburguesas para que las personas que pasaban la noche allí no tuvieran hambre. Con remeras de San Cayetano -y un gran tatuaje en su espalda con la cara del santo- reían mientras esperaban la homilía del padre.

En este contexto de alegría, risas y espera también se coló otra discusión que tiene a la iglesia en boga. A dos días de la votación en el Senado por la legalización del aborto, el pensamiento que acompaña a los sectores católicos también estuvo plasmada en la peregrinación.

En las charlas durante la tarde, varias de las personas que le hablaron a los fieles a través de micrófonos hicieron hincapié en la “importancia de la concepción” y de cuidar “el vientre materno de acá al futuro”.

En el medio de la vigilia, uno de los encargados de cargar a la imagen de la Virgen María en sus hombros, tenía colgado en el bolso el pañuelo celeste de “Salvemos a las dos vidas”. En la fila, algunos retazos del color del cielo se multiplicaban entre las personas más grandes.

Más allá de esa situación, DIARIO POPULAR intentó hablar con varias personas sobre este tema en cuestión. Sin embargo, en el momento de la consulta, la mayoría respondía que “no era un tema para hablar en ese momento”. Solo una mujer, Nélida, de 50 años, rompió el cerco y opinó: “No entiendo que es lo que se busca con esta ley”.

Así la noche transcurrió en paz, con pedidos, rezos, sonrisas y alguna charla de la actualidad. Un año más en el que los fieles le demostraron su amor a San Cayetano.

Por tercer año consecutivo, militantes de organizaciones sociales convocaron a marchar hoy, en el día de San Cayetano, desde Liniers a la Plaza de Mayo, contra el “ajuste” del Gobierno y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Pero esa marcha, según afirmaron ayer algunos que hacían la cola en Liniers para llegar al templo, “si bien es justa por la falta de trabajo que sufren tantas personas en este país, no tiene nada que ver con la fe que venimos a expresar cada 7 de agosto”.

“Lo nuestro tiene que ver con una visita que repetimos cada año desde hace tiempo, una visita que hacemos para agradecerle a San Cayetano por la salud y también para cumplir las promesas que muchos de nosotros hicimos en el pasado”, apuntó Martín, un hombre de 45 años que sufrió la amargura del desempleo y volvió a tener trabajo.

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