Familiares y amigos del chico de 12 años que murió el jueves al recibir un disparo en la cabeza -durante una persecución policial- ingresaron por la fuerza al estadio de Atlético Tucumán para recorrer el campo de juego con el féretro antes del sepelio, y según la denuncia realizada por los dirigentes, amenazaron al personal del club con armas de fuego.

El hecho ocurrió cuando un grupo de personas que despedía los restos de Facundo Burgos violentaron uno de los accesos del estadio “José Fierro”, en la capital tucumana, para ingresar con el cajón al césped del estadio de 25 de Mayo y Chile.

“Rompieron uno de los portones de acceso sobre calle Laprida y luego destruyeron un candado para poder acceder al campo de juego, donde amenazaron a los empleados que se encontraban en ese momento realizando tareas de mantenimiento y pintado”, señala el comunicado difundido por la comisión directiva del equipo que milita en la Superliga.

Tras el incidente, desde el club realizaron la denuncia policial correspondiente y se comunicaron con el ministro de Seguridad, Claudio Maley, quien ordenó que personal policial se hiciera presente en las instalaciones.

Burgos murió el jueves al recibir un disparo en la cabeza durante una persecución policial y sus familiares denunciaron a los policías del 911 que intervinieron, al asegurar que se trató de otro caso de “gatillo fácil”. Sin embargo, desde la investigación del hecho se indicó que la prueba de parafina que se le practicó al niño fallecido dio positiva.

La prueba también dio el mismo resultado en el chico de 14 años que conducía la moto en la que se desplazaba Burgos, en tanto que el relato de un testigo lo complicó ya que aseguró que escapaban de los policías junto a un grupo de motociclistas, pese a que el adolescente declaró ante la Justicia que quedaron en medio de los disparos.

También se supo que el chico que conducía la moto estuvo involucrado en el crimen del policía Leandro Meyer (26), asesinado a fines del año pasado en un intento de robo.

Con estos elementos, la fiscal Adriana Giannoni sospecha que los menores atacaron a los policías con armas de fuego y que el grupo al que perseguían no fue a participar de las picadas que se realizan en la zona del parque 9 de Julio, como señaló el amigo de Burgos, sino que habría concurrido allí para robar motos. Con todos esos elementos, Giannoni dispuso que los efectivos involucrados en la persecución quedaran en libertad mientras se avanza con la investigación.

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