El papa Francisco está “amargado” por la carta elaborada por el ex nuncio de Washington, monseñor Carlo Maria Viganó, en la que el diplomático vaticano lo acusa de haber encubierto abusos sexuales, pero “no piensa en la renuncia”. Lo dijeron ayer a ANSA estrechos colaboradores del pontífice.

Se refieren a la conmoción provocada en los últimos días por la misiva de Viganó, quien acusó a Jorge Bergoglio de estar al tanto de las fechorías del ex arzobispo de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, acusado de abusar de seminaristas, y de haberlo “encubierto”. En ese texto, el ex nuncio directamente pedía la renuncia del Papa.

En tanto, después que su carta tomó estado público vuelan “cuchillos” en la Iglesia estadounidense.

Por su parte, el fiscal general de Pennsylvania, John Shapiro, al referirse a los abusos de más de 1.000 niños en seis de las ocho diócesis de ese estado del noreste de Estados Unidos, sostuvo que si bien “el Vaticano sabía y cubrió” los delitos no puede referirse “específicamente” al actual Papa. “Prestó un servicio a los católicos”, defendió ayer a Viganó el abogado Timothy Busch, miembro del grupo que responde al National Catholic Register, que publicó el “testimonio”.

“Creo que Viganó quiere limitar los días de este papa o al menos neutralizar su voz”, replicó el cardenal arzobispo de Newark, Joseph Tobin, uno de los nombres en el centro del terremoto.

Hasta ahora, en su casi totalidad los obispos estadounidenses cerraron filas en torno al papa, expresando escepticismo sobre el mensaje del “whistleblower” (denunciante). “Que salgan las pruebas”, dijo el cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston

Presidente de la Conferencia Episcopal, DiNardo convocó a la Comisión Ejecutiva, renovando la solicitud de una audiencia papal presentada ya a mediados de agosto, cuando un gran jurado publicó los nombres de más de 300 curas pedófilos en las diócesis de Pennsylvania.

Se trata de acciones en muchos casos cubiertas por otro príncipe de la Iglesia, el entonces arzobispo de Pittsburgh Donald Wuerl, hoy sucesor de McCarrick en Washington. Según Viganó, Wuerl sabía pero ignoró sanciones que Benedicto XVI le había impuesto a McCarrick. Wuerl lo desmintió “categóricamente”.

El fiscal general de Pennsylvania sostuvo ayer en diálogo con la NBC que “no eran solo abusos sexuales difundidos, violaciones de niños, había una cobertura sistemática que llegaba hasta el Vaticano”.

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