Leandro Fernández colocó en ventaja al dueño de casa a los 40 minutos del complemento mientras que
Lisandro López, a sesenta segundos del final del tiempo reglamentario, estableció la paridad mediante una espectacular chilena.
Los emociones del clásico
Un desarrollo por demás mediocre encontró en los últimos cinco minutos un vértigo que estuvo lejos de hallarse en armonía con los ochenta y cinco que le precedieron. El empate puede considerarse justo ya que
ninguno de los dos equipos mereció alzarse con el triunfo.El multitudinario marco que tuvo el encuentro no ofició como disparador para ninguno de los dos equipos. Un primer tiempo chato, carente de nivel y sin ninguna aproximación de riesgo concreta en toda la etapa por parte de ninguna de las dos formaciones, no hacen más que certificar la pobreza apuntada.
Un "Rey de Copas" que colocó en cancha a dos delanteros de punta y a Benítez muy cerca de ellos intentó hacerse dueño del trámite, pero las continuas imprecisiones de Ortíz y Méndez lo frenaron.
A todo esto,
el visitante le antepuso a su adversario un planteo absolutamente mezquino y despojado de rubores. Sava pobló el mediocampo con una constelación de volantes dejando a Milito en soledad ofensiva, táctica carente de fundamento ya que la actual capacidad aeróbica del veterano delantero "académico" lo hizo perder de manera recurrente ante la zaga del dueño de casa,
notándose en demasía la ausencia del goleador Gustavo Bou.
Lisandro López festeja su golazo. Magia en el momento menos pensado. (Foto: Walter Papasodaro / Diario Popular) El complemento no cambió demasiado de tónica. Los cambios implementados por sendos entrenadores intentaron mejorar la pálida imagen esgrimida en la etapa inicial, pero no hubo caso
En una pequeña ráfaga y alterando una lacerante monotonía Racing comprometió a Rodríguez, quien atentamente desvió sendos remates de Aued y Gastón Díaz a los 15 minutos de la segunda mitad.
Una escena del primer tiempo. Denis y Sánchez pelean por la pelota. Cuando el partido se moría inexorablemente en un cero que no hacía más que calificarlos a ambos, una intercepción de Rigoni derivó en una habilitación a Fernández, que definió con exactitud ante un Saja.
La ventaja conseguida por el anfitrión era a todas luces inmerecida debido a su escasa profundidad y sólo podía justificarse a partir de una mayor predisposición para intentar ganar el partido.
Sin embargo, una maravillosa pirueta del ingresado López ante un centro de Romero le colocó el resultado más acorde a un cotejo que despertó demasiadas expectativas en la previa.