En cada jugada se le notaban las ganas. Con velocidad y picardía, Nahuel "el Perrito" Barrios aprovechó la nueva oportunidad que le otorgó Jorge Almirón y se lució en la victoria de San Lorenzo ante Melgar por Copa Libertadores.
El pibe cerró un gran partido que confirmó su gran momento. ¿Lo mejor? Su gol a los 43 minutos del segundo tiempo que desató su emoción. Y es que después de atravesar los sinsabores de su profesión, Barrios volvió a tener un lugar preponderante en el primer equipo y no pudo contener las lágrimas.
Finalizado el encuentro, el atacante confesó los motivos de su descargo tras poner el 2-0 definitivo: "Una emoción enorme porque no venía jugando y eso me mataba. Pero jamás bajé los brazos, siempre le di para adelante".
"Un saludo para mi mamá que siempre me apoyo", cerró cuando parecía que volvía a conmoverse.
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