Por Daniel Mercado /El brutal y alarmante crimen del quiropráctico armenio Dimitri Amiryan prueba que el régimen penal de Minoridad no está funcionando.

El brutal, absurdo, innecesario y alarmante crimen del quiropráctico de origen armenio Dimitri Amiryan es una prueba más de que el régimen penal de Minoridad no está funcionando. No funciona el régimen penal de la minoridad, o no funciona la ejecución del mismo. Sea lo que fuere, Dimitri está muerto.

El sistema organizado por la Ley Penal Juvenil posibilitó que esta irreparable muerte sucediera, demostrando así, que es un vetusto instrumento que desprotege a la ciudadanía frente a los delitos cometidos por menores. El hecho ocurrido ayer y, que culminó con la muerte de Dimitri Amiryan, es una desgraciada evidencia que son necesarios cambios en el régimen penal juvenil, porque si el sistema funcionara, el menor de 15 años, presunto autor del hecho – con 4 entradas por robo en este año- no se hubiera cruzado con su víctima.

Existe en la sociedad una clara sensación que los menores cuando cometen un delito son impunes, y muchas veces están en lo cierto. La Ley N° 22.278 que establece el régimen penal aplicable a los menores incursos en delitos, denominada Ley Penal Juvenil, data de año 1980; es decir, de hace 40 años, cuando el mundo era otro, la Argentina era otra y, al contrario que otras leyes y codificaciones que pese al paso del tiempo perduran y continúan vigentes; este régimen penal de los menores viene demostrando que actualmente no resulta eficaz para la solución del problema.

Quien tiene la capacidad para decidir y voluntariamente ejecutar un acto que puede terminar con la vida de otro, debe pagar las consecuencias de su conducta, sin importar la edad que tenga. Hoy, tenemos que este menor –supuesto autor del crimen- no es punible porque no ha cumplido dieciséis (16) años de edad, y sin embargo decidió voluntariamente acabar con la vida de un hombre honesto.

De todas maneras, el sistema pudo haber funcionado, aunque el régimen penal esté desactualizado, porque la misma ley establece que si existiere imputación contra algún menor, el Juez previa comprobación del delito, y de tomar conocimiento directo del menor, de sus padres, ordenará los informes y peritaciones conducentes al estudio de su personalidad y de las condiciones familiares y ambientales en que se encuentre y, en caso necesario pondrá al menor en lugar adecuado para su mejor estudio durante el tiempo indispensable. Además, si de los estudios realizados resultare que el menor se halla abandonado, falto de asistencia, en peligro material o moral, o presenta problemas de conducta, el juez dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor o guardador. (ley 22.278 art. 1).

Quiere decir que este menor supuesto autor de la muerte de Dimitri Amiryan pasó (o debería haber pasado) 4 veces en el 2020 por ante un Juez, y se le realizaron (o le debieron realizar) estudios, peritaciones, análisis de las condiciones familiares y ambientales, y sobre todo ese escenario, el Juez debió concluir si el menor estaba abandonado, falto de asistencia o si presentaba problemas de conducta, y en ese caso, debió disponer su internación.

Es evidente que si un menor es apresado 4 veces en pocos meses por hechos delictivos, sufre de desamparo familiar, o presenta problemas de conducta. A la experiencia que necesariamente debe tener un juez de menores, esos datos y detalles no se le pueden pasar por alto, y debe tener las agallas suficientes para disponer la internación, lo cual será en resguardo del propio menor y de la sociedad.

Un menor que se encuentra delinquiendo en forma habitual, como el sospechoso del crimen de Dimitri, demuestra que carece de la debida contención familiar y ambiental y, difícilmente pueda salirse de la senda delictiva sin la ayuda y el encauzamiento del Estado, cuya inacción ha quedado demostrada con la muerte de ayer.

Es necesario la modificación de la ley penal de la minoridad porque ha quedado vetusta, no se adecua al mundo actual de la globalización y la comunicación masiva e invasiva, y hoy un menor de 15 años no es igual que a los quinceañeros de 1980 cuando se creó el régimen penal de los menores, pero también imprescindible que los operadores del sistema actúen, porque así se demuestra que no funciona el régimen penal de la minoridad, o no funciona la ejecución del mismo. Sea lo que fuere, Dimitri Amiryan está muerto.

El doctor Daniel Mercado es abogado especializado en derecho del Menor y ex fiscal federal en lo Penal.

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